Alexander Wang y Balenciaga, un amor roto.
Las negociaciones de renovación entre la casa francesa y el diseñador parecen estar bajo tensión.
Llegó hace dos años y nadie tenía muy claro qué es lo que iba a ocurrir. ¿Qué va a hacer alguien como él en una casa cuyo peso total reside en los años de historia y tradición que la secundan? Pues un éxito rotundo. Así fue la primera colección de Alexander Wang para Balenciaga. Un cambio brutal que, sin embargo, consiguió adaptar a su personalidad gracias a un estudio detallado de cada una de las creaciones que destacaron en los archivos de la empresa. A esto hay que sumarle la satisfacción de las clientas que llevaban años comprando y que durante 15 años habían posicionado a Ghesquière, el anterior director creativo, como la figura máxima de la vanguardia elegante. Aun así Wang consiguió adaptarse a la marca francesa, una relación que ahora parece desestabilizarse debido a una falta de entendimiento.
La razón principal son las negociaciones a la hora de renovar al diseñador californiano. El domador del minimalismo neoyorkino suma a esta posible falta de entendimiento las consecuencias colaterales del éxito. Y es que si todas sus colecciones para Balenciaga han sido un acierto el trabajo le ha restado tiempo que dedicarle a su propia marca homónima. Algo que llevó a Marc Jacobs a desvincularse de Vuitton para dedicarse a su empresa ‘retoño’, considerada como una de las de más rápido rendimiento.
Hechos como el de Jacobs hacen que la salida de Wang no sea ninguna sorpresa, aunque la noticia aún está por confirmar. En caso de que se convirtiese en una realidad Balenciaga despediría a un director creativo que no solamente ha conseguido 90 puntos de venta en todo el mundo, sino que ha hecho crecer las cifras de la casa en torno a los dos dígitos.