Un hombre.

Oriana Fallaci narra la estremecedora historia de amor y muerte entre la periodista y un "Ulises" apátrida, incrédulo a los dioses.

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Un hombre llamado Alexander Panagoulis ha intentado asesinar a Georgios Papadópoulos, líder de la “Dictadura de los Coroneles” en la Grecia de 1967 a 1974. Pero su atentado se ha quedado en un intento… A consecuencia de esto, Panagoulis ha sido condenado a muerte.

-Ya no existen héroes como este – decía el de la derecha conversando sobre el asunto con su amigo.

– No hay razón con peso suficiente que justifique matar a alguien – respondió el otro. Tenían que haberlo ejecutado cuando tocaba – continuó.

– Jamás en la vida pensé que fuera a admirar a un terrorista, pero… – dejó caer. Si hubiera dedicado su inteligencia y su perseverancia a fines más humanos, ahora sería un genio.

– El fin no justifica los medios – discutía un tercero.

– Tuvo que pasarlo realmente mal. No puedo ni imaginar el sufrimiento – pensaba en alto el hombre de la camisa azul.

– Sí, muy bien, pero era un asesino – espetó el de la derecha.

–  Sus ideas le llevaron a resistir torturas diarias, ¿qué harías si sufrieras el mismo trato? – preguntó el que había sacado el tema.

– En cualquier caso su intento de asesinar a Papadópoulos no tuvo éxito, así que realmente, tampoco era un asesino ¿no creéis?– intervino el camarero. La condena a muerte es la misma barbaridad que su intento de atentado – concluyó.

– ¿Sabéis la cantidad de barbaridades que hizo poniendo su orgullo por bandera? – preguntó el hombre de la camisa azul, mientras sacaba un cigarrillo de la pitillera.

– Aquí no se puede fumar – dijo el camarero.

– Es verdad – respondió el hombre. Si yo fuera como Panagoulis… – se dijo para sí mismo.

Colocó de nuevo el cigarro en su lugar original y prosiguió:

– Cuando estaba encarcelado, hizo un túnel, logró salir de la prisión sin ser visto y volvió a la verja para que todos se dieran cuenta de que se había escapado. ¡Sólo para dejar en ridículo a los funcionarios de la prisión! – contaba con la ansiedad propia de quien narra una hazaña increíble y quiere ver la cara de su audiencia. Se negó a aceptar las amnistías y, al final, tuvo que ser obligado a abandonar la prisión. ¡No me digáis que no es grande!

– ¡Un asesino más!

– ¡Un héroe!

– ¡Un genio!

– ¡Un terrorista!

– ¡Calma, señores! – intervino el camarero. Oriana Fallaci está a punto de llegar. Dejad que ella os cuente su punto de vista – prosiguió – que al fin y al cabo, ella pasó junto a Panagoulis los últimos años de su vida y su relato os dejará con la boca abierta.

– ¡Lástima que no pueda quedarme! – se lamentó el fumador. Además tengo unas ganas de fumar un cigarro, que ni os cuento. Tengo que irme, compraré el libro – continuó, ¿cómo decíais que se titula?

– Un hombre, y la autora es Oriana Fallaci. ¡No lo dejes pasar! – gritó el hombre de la derecha.

– Descuida, que así lo haré – concluyó el fumador.

Mientras el hombre de la camisa azul se alejaba soltando el humo de su cigarro, el resto continuó con la conversación. Probablemente quedara eclipsada con la llegada y el relato de Oriana Fallaci, al autora de Un hombre, la novela que narraba en segunda persona los últimos años de Alekos Panagoulis, héroe de la resistencia griega, autor de un atentado frustrado, que apostó de verdad su integridad física y psíquica por defender a muerte unas ideas que eran las suyas.

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Título: Un hombre
Autora: Oriana Fallaci
Traductor: Vicente Villacampa
ISBN: 978-84-08-09437-1
Formato: 15 x23 cm
Presentación: Rústica con solapas
Colección: BackList Contemporáneos No Ficción

Planeta de Libros

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