La isla del tesoro.

Es curioso cómo las cosas que hoy creemos innovadoras hace siglos que ya se han puesto en práctica alguna vez, aunque con la pequeña diferencia de los medios y herramientas a nuestro alcance. Cuando Robert Louis Stevenson inició el desarrollo de La isla del tesoro, lo hizo con un sistema colaborativo entre él y otros cinco miembros de su familia, estando de vacaciones en una casa de campo. Y fue su hijastro, Lloyd Osbourne quien le dio el pistoletazo de salida cuando, con sus doce años a cuestas, dibujó el mapa de La isla del tesoro que hace girar toda la historia. Trabajo colaborativo – coworking lo llaman los anglófilos – pero sin Internet ni redes sociales por medio. ¡Todo un visionario, este Stevenson!

Es verdad que si hablamos de algo que sucedía a finales del siglo XIX, parece como que nos queda un tanto lejos. Y es verdad también que muchas veces hemos oído, incluso utilizado, expresiones, o nuestra imaginación evoca escenas cuyo origen desconocemos. En La isla del tesoro tenemos el origen de algunas cosas, tales como el loro sobre el hombro del pirata mutilado o eso de que ‘la X marca el lugar’. ¿Os suena? Pues estos dos ejemplos y otros más nacieron con La isla del tesoro de Stevenson.

Nos encontramos en una de las mejores y más entretenidas novelas de todos los tiempos en la que niños y mayores darían lo que no está escrito por ser Jim Hawkins y salir a buscar el tesoro en la isla, con el mapa que ha dejado Billy Bones en su posada, Almirante Benbow. No importa que por el camino se interponga Long John Silver, uno de los sanguinarios piratas que, junto a otros como Pew o Perro Negro disputarán también la posesión del preciado tesoro. Menos mal que de nuestro lado está Ben Gunn, pirata ex miembro de la tripulación de John Silver.

Supongo que la mayoría ya habéis leído La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Si es así, volved a hacerlo y volved a revivir las maravillosas aventuras de Jim a bordo del barco que navega hacia la isla en la que se encuentra el tesoro. La X marca el lugar y ese lugar está bien claro en el mapa que Billy Bones deja dentro de un cofre en la posada, antes de morir ahogado en grog. Volvamos atrás, a las aventuras de piratas y perdidos tesoros en islas perdidas y volvamos a sentir, por un momento, la emoción de vernos como auténticos marinos intrépidos.

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Título: La Isla del Tesoro
Autor: Robert Louis Stevenson
Nº de páginas: 260 págs.
Encuadernación: Tapa dura
Editoral: ESPASA LIBROS, S.L.U.
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788467028935