Salvando a Francesca.
Francesca se siente sola. En ese mundo que hace aguas, va a descubrir su propia capacidad.
¿A quién no le ha ocurrido alguna vez que sus planteamientos y conceptos de la vida hayan dado un giro cuando las circunstancias personales han cambiado? ¿A quién no le ha cambiado su visión sobre las personas, cuando ha salido del pequeño mundo en el que vivía?
Francesca, de personalidad aparentemente débil, tiene a sus amigas de toda la vida, a una madre de carácter dominante que la guía en cada paso que se dispone a dar; un padre “cómplice” que no entra en discusiones y también se deja llevar por su esposa; un hermano pequeño con el que apenas trata temas trascendentales, ni lo ve como esa especie de confesor que todos hemos tenido alguna vez. Normal, es pequeño y es hermano.
Pero de repente, sin saber cómo y por la espalda, los problemas entran en la vida de Francesca y desmoronan todo ese pequeño mundo que tenía construido a su alrededor. La dominante y vigilante madre se encierra en si misma y deja de controlar la vida de Francesca. Ésta se da cuenta de que se ha caído la gran columna que la sustentaba y se siente perdida. Además no sabe qué es lo que le ocurre a su madre, por lo que sufre y despierta en ella un amor verdadero por su progenitora. Es como si le faltara una parte importante de su propia alma.
Todo se vuelve justamente al contrario de lo que era. El padre deja de ser cómplice y se convierte en un ser arisco y triste; Francesca descubre que su hermano pequeño es su mejor amigo y nace entre ellos una complicidad que no había existido hasta entonces. La madre, mientras tanto, se hunde cada vez más y arrastra consigo a toda la familia… La depresión en una persona resulta devastadora de todo lo que le rodea. Y puede acabar de golpe con el equilibrio de una adolescente de 16 años, la edad de Francesca.
Por si fuera poco, justo antes de la enfermedad de la madre, Francesca ha sido obligada a cambiar de colegio, dejando atrás su anterior centro, sus amigas… su pequeño mundo. Un colegio en el que no es bienvenida. Todo se le viene abajo a la pobre Francesca. Sin embargo, cuando parece que la vida ha terminado – sobre todo cuando tienes 16 años – habitualmente van sucediendo una serie de acontecimientos que desconocías, emociones y sentimientos que ni sabías que existían. Cuando parece que la vida ha terminado, a veces ocurre que es realmente cuando tu pequeño mundo crece y empiezas realmente a saber qué es la vida. En definitiva, 16 años eran muy pocos para tener una vida real dibujada y equilibrada. ¡Ahora es tu momento, Francesca! Seguro que aprovecharás la oportunidad. O no…
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Título: Salvando a Francesca
Autora: Melina Marchetta