En el Fernán Gómez se cuece una fiesta clandestina.

No era el mejor ni el peor de los tiempos. No era el mejor ni el peor de los géneros. Eran los años 20 en una España que vivía el final de la dictadura de Primo de Rivera. Era la picardía, el erotismo, la revolución. Era el cuplé. Canalla, puñetero y juguetón. El género musical que causaba furor en aquellos locos y felices años, cuando todo parecía un desmadre y las faldas se subían tanto como se relajaban las costumbres.

Casi olvidado, lo que hoy se conoce del cuplé es un triste fantasma de aquello que los regímenes totalitarios asesinaron ya en la tercera década del pasado siglo. Lo que pretendemos con los espectáculos de La Bernalina es rescatar la memoria de aquellas mujeres del cuplé y los incontables valores estéticos e ideológicos del cancionero frívolo, sin renunciar a la esencia canalla y divertida de estos espectáculos. Lo dice Cristina Bernal, creadora de La Bernalina. Ella, la cupletista elegante y sensual, es la encargada de conducir al espectador por la senda de lo prohibido. Para ello cuenta con la complicidad de su pianista Genaro (Nacho Ojeda) y Agapito (Ángel Burgos) “el mayordomo”.

Con ellos llega al Teatro Fernán Gómez, Clandestina. Una fiesta prohibida que comienza cuando acaba lo políticamente correcto. Y es que La Bernalina tiene la sana costumbre de organizar reuniones furtivas donde no faltan personajes ilustres, vicio, juego, canciones irreverentes y, sobre todo, mucho humor. Al ritmo del cuplé y el morbo de lo prohibido, el público —parte clave del espectáculo— acompaña a la anfitriona y su comparsa por los diferentes ambientes donde se desarrolla la fiesta. Todo al margen de la “autoridad”, siempre empeñada en reventar y censurar tan disoluta ceremonia. Lo que no saben los invitados es que se van a topar con algo inesperado…

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Del 9 al 13 de noviembre – Cristina Bernal presenta Clandestina. Teatro Fernán Gómez (Madrid). Sala Jardiel Poncela. De martes a sábado: 20:30 horas. Domingos: 19:30 horas