Cunningham, una imagen menos de la moda.
Fallece Bill Cunningham, el fotógrafo que retrataba la moda de las calles de la gran ciudad.
Para que la partida funcione hacen falta unos jugadores irremplazables: un genio, un maniquí, un escenario y alguien que lo retrate y lo convierta en un auténtico show. Así es como fotógrafos del calibre de Testino han conseguido retratar y crear además de moda todo un universo donde solamente hay lugar para lo bello.
Además de todo esto nos encontramos con casos particulares, como el del señor de 87 años que era feliz recorriendo las grandes ciudades de Nueva York o París y que rechazaba compartir un taxi con una editora internacional de Vogue con el fin de darle vida y libertad a su objetivo. Y es que ante Bill Cunningham no se le resistió ni la guerra, a la que tuvo que acudir en la década de los 50 y de la que volvió con un propósito: dedicarse a la fotografía de moda y… deseo concedido. WDD tenía un hueco para él como espía de todo lo que ocurría en las calles de la ciudad. Trabajadores, gente que paseaba, personas que iban a hacer la compra… Las tendencias no entendían de entornos y su única misión era enseñárselas al mundo.
El genio de la cámara dijo adiós hace unos días debido a una apoplejía, dejando huérfana a la moda de la calle, esa que él descubrió y que tituló, con el fin de dejar a un lado el espectáculo de la alfombra roja. Porque él apostaba por todo lo que había detrás: lo minucioso, lo original, lo personal… Un trabajo arduo que se convirtió en placer. Una filosofía de vida que, sin duda alguna, daba vida un show del que cualquier querría formar parte… Y es que con pasión, ¿quién es capaz de resistirse?