Esto era un mapa, una brújula, un consejero y tú.
Paso a paso puedes llegar a cualquier lugar, si fijas un rumbo y lo revisas periódicamente
¿Cuántas veces te has sentido perdido? Supongo que más de una. Y ¿Cuántas veces te has desviado del camino que te llevaba a donde querías y ni te habías dado cuenta? Permíteme suponer que también en más de una ocasión ha ocurrido. ¿Siempre ocurre? ¿Le sucede a todo el mundo? Claramente, no.
Te pongo un ejemplo, no se si conoces las carreras que se hacen campo a través. Son competiciones donde los distintos corredores tienen que recorrer una zona de campo con un mapa y brújula en la mano, el primero que llegue, gana. Como te puedes suponer, para la mayoría de los corredores es la primera vez que ven ese terreno, y además, está el factor velocidad, que requiere encontrar el camino más rápido y de menor resistencia. También que desde lo alto de la montaña se ve todo muy claro, pero cuando estás metido en pleno bosque, rodeado de rocas y árboles, los puntos de referencia desaparecen, y además como vas corriendo por lugares no precisamente marcados, no hay senderos claros a seguir. Entonces ¿Qué hacen para no perderse, y llegar a su destino? Con cierta frecuencia miran su mapa, valoran con la brújula donde están, y marcan correcciones precisas para seguir su rumbo, de modo que aunque se desvíen de la ruta definida, no sea demasiado tarde y grande la variación, como para no coger nuevamente buen rumbo.
Lo mismo ocurre en alta mar, donde además desaparecen los puntos de referencia. Cuando no existían los GPS, y buscabas como orientarte a partir de donde estaba el norte, e intentabas no desviarte del rumbo que has decidido seguir.
En las empresas de cierto tamaño, los consejeros y directivos se suelen retirar a un lugar alejado de la oficina, al menos una vez al año, para poder evaluar el rumbo que llevan, y si quieren seguirlo o modificarlo, determinar indicadores para saber cuándo se desvían del mismo, y recursos necesarios para lograr los nuevos resultados que desean.
Sin embargo, nosotros a nivel particular, no muchas veces hacemos esto, en ocasiones nos planteamos hacerlo en vacaciones, pero lo habitual es irse con la familia o amigos, lo que deja poco margen para reflexionar y tomar perspectiva, porque además suelen ser días de hacer otras actividades, y al final no piensas en el trabajo, rumbo, estrategia, etc. o descansas. Hay cosas que combinadas no producen tan buenos resultados como cuando se hacen de forma separada.
En este sentido te recomiendo que elijas al menos un momento al año, si pueden ser dos mejor aún, para retirarte a un lugar apartado, donde poder pensar donde estás, qué estás haciendo, si de seguir así, el destino de ese camino es donde quieres ir. Si no entonces qué tienes que cambiar, y así un sinfín de preguntas que has de poder hacerte para crear el futuro donde deseas vivir, y dejar de vivir en un futuro generado por la inercia de correr según las urgencias y prioridades del momento. La estrategia requiere tomar distancia y perspectiva, y no solo hay estrategia en la parte profesional, sino también en lo personal, al fin de cuentas no es más ni menos que la planificación y organización de objetivos, recursos, rumbos, etc. para llegar desde el tipo de vida que tienes ahora, al tipo de vida que deseas vivir. Puede que ya estés cerca, o que aún te quede camino, no te preocupes, como sucede en los viajes, lo bonito no es llegar, sino disfrutar del camino.
Entonces ¿Cuándo te vas a reunir contigo mismo?