Doctorado en rebajas.
Las rebajas... ¿alguien sabe de dónde procede esta tradición? No podía ser de otra manera, claro, que de los propios americanos.
Mira que siempre evito hablar del tema, por eso de que resulta que últimamente forma parte de ese ejército de características que identifican al clan ‘borrego’, pero también, y siempre, me acabo topando con circunstancias y anécdotas a modo de aviso; una persecución en la que, otra vez siempre, acabo perdiendo tarde o temprano por la aparición de los ‘gigantes de rojo’: las rebajas.
Y es que a cinco días de que el fenómeno de rienda suelta a sus famosos descuentos oficiales y que el público afloje sus carteras, las reacciones ante esta estrategia de marketing de la moda son múltiples: el sector masculino resalta su indignación con respecto al beneficio que las marcas continúan sacando aun rebajando a más del 50% las prendas; las mujeres preparamos aquellos caprichos que, de repente, se han convertido en necesidades de primer grado y los más pequeños de la casa se someten al entrenamiento ‘pre-sales’ con aquellas firmas independientes que empiezan a abrir el apetito comercial desde el 21 de junio.
Pero… ¿alguien sabe de dónde procede esta tradición? No podía ser de otra manera, claro, que de los propios americanos. Y lo cierto es que, no quiera yo defender algo que quizá no tenga defensa, ahora más que nunca es el momento de sentirse más concienciados con las rebajas, pues fue otra crisis, la de los años 30, la que dio pie a agudizar el ingenio de los comerciantes en busca de una fórmula para poder vender la mercancía restante. Esta técnica de necesidad ha ido evolucionando con los caprichos del comprador y en pleno siglo XXI existen empresas que se dedican precisamente a vivir de ello.
Todo un entramado que, como si de una auténtica federación se tratase, ha ido incluyendo cada vez más a marcas del sector, llegando a rozar las altas esferas de la industria. Una técnica que ha convertido al cliente habitual de las rebajas en un afortunado y licenciado en estrategias, con capacidad suficiente para conocer cada uno de los secretos de sus comerciantes. Atrás quedó la época en la que los descuentos pertenecían a los pobres. Ahora lo que de verdad, y aun así sin garantizarte el puesto merecido, es un título: el de doctorado en rebajas.