Pobre de mí.
Si es que al final la única pobre de la situación es una, que con pop-up stores o sin ellas, acaba cayendo ante la tentación…
A principios de semana leía dos noticias que me provocaban risa. Ojo, no precisamente por falta de respeto, eso nunca, sino por cómo cambia el cuento a ciertas alturas de la vida. Y es que me acuerdo de esa época en la que formar parte de una plataforma multimarca no era ni más ni menos que el escalón más bajo para degradar a la firma en cuestión, tratándose de un apoyo necesario porque, sin tener datos pero con la certeza bien agarrada por el cuello, la marca en cuestión era incapaz de vender por sí misma. Vamos, algo parecido a lo que pasaba cuando uno no conseguía establecerse en un espacio determinado para la venta de cara al público y tenía que ir deambulando de mercadillo en mercadillo para difundir sus preciosas prendas de alta calidad.
Y entonces llegó internet y revolucionó todos esos casos que en pleno siglo XXI nos parecen auténticos disparates pero que existieron en su día. La evolución de las cosas y, mejor aún, de la perspectiva que acabamos teniendo sobre ellas. Algo así como lo de ‘si no puedes con el enemigo alíate a él’. De esta manera los diseñadores y las pequeñas ‘casas’ han pasado a convertirse en los principales competidores del sector, haciendo temblar hasta al apuntador.
Pues el último en alistarse a esta batalla ha sido Primark, un grupo low cost, por sus precios que no por su calidad, cosa que nunca han garantizado, que tras mil estrategias ha decidido aliarse a uno de los portales de venta online más grande del mundo: Asos. Un gigante que se dedica a distribuir ‘pequeños’ lanzándolos de lleno al mercado internacional. ¿La causa de esta colaboración? Pues la falta de medios para disparar la venta online. Si sí, pero no precisamente por no tener recursos, sino porque el volumen puede llegar a ser tal que Primark podría acabar explotando. Pobrecitos…
El otro gran protagonista de todo este ‘desbarajuste’ internauta, tecnológico y la manía que nos ha entrado con las modernidades, como dirían en mi casa, es Mango. La cadena catalana se lanza a las pop-up stores. Esto que suena tan cool no es ni más ni menos que tiendas temporales que Mango ha sabido aprovechar perfectamente en el marco de la séptima edición de Rec.0 Experimental Stores que se celebra este mes en Barcelona. En esta tienda se podrán adquirir prendas con grandes descuentos, liquidando colecciones anteriores y siendo visitados por más de 60.000 personas. ¿Falta de solvencia económica para abrir nuevas tiendas? Pues va a ser que no…
Y es que viendo este panorama una solo puede reírse de cómo somos las personas, con ese gen incorregible que siempre salta bajo la amenaza de ‘alerta’ ante situaciones nuevas o incontrolables a las que, con el paso del tiempo, acabamos dando la razón. Si es que al final la única pobre de la situación es una, que con pop-up stores o sin ellas, acaba cayendo ante la tentación…