Los siete locos.

Narrada con acento porteño y una intensidad demoledora, esta feroz crítica social cargada de tintes existencialistas fue publicada por primera vez en 1929, año duro, conflictivo, testigo de una crisis colectiva, política, económica hasta entonces sin parangón. Argentina no era ajeno al caos imperante de un mundo que, aparentemente, se desmoronaba: revueltas sociales, tensiones e ideologías radicales que acaban traduciéndose en el golpe militar Uriburu en septiembre de 1930.

Es en ese ambiente enrarecido y oscuro del Buenos Aires más canalla de principios del s.XX donde Los siete locos de Roberto Arlt –aunque puestos a contar, a mi me salen unos cuantos lunáticos más– se disponen a fundar una disparatada “Sociedad Secreta” que, mediante la revolución, cambiará para siempre el estado de las cosas. La trama es muy básica: Remo Erdosain –el protagonista– es acusado de un desfalco en la empresa en la que trabaja, concediéndosele un plazo para devolver lo sustraído. En esa búsqueda del dinero, Erdosain inicia un recorrido por sórdidos tugurios y lugares oscuros donde van apareciendo el resto de los “locos” que configuran el auténtico universo arltiano, pues es la figura del “personaje” el pilar fundamental en torno al cual se construye su narrativa en general y esta obra en particular. El monólogo interior se alza como instrumento básico para transmitir el verdadero carácter de los protagonistas: sus miserias, sus sufrimientos, sus desmesuras.

Desvaríos, ocurrencias delirantes, fantasías alquimistas e ideas peregrinas se desgranan poco a poco mientras esta panda de desequilibrados liderada por un Astrólogo demente y visionario y compuesta por un farmacéutico trastornado, un proxeneta, un buscador de oro, otro chiflado que afirma “haber visto a la partera” e Hipólita –la prostituta perversa, de “malévola mirada verdosa, venenosa y fría”-, tejen una especie de nuevo mundo utópico basado en la mentira y la explotación. Insensateces grotescas que, en realidad, no son más que el reflejo de un profundo vacío existencial, de la angustia desesperante y desesperada que consume a nuestros dementes y que encuentra su máximo exponente en el gran Erdosain, nuestro antihéroe, nuestro estafadorcillo de poca monta cuya única razón para seguir viviendo es la expectativa de un suceso, un “acontecimiento extraordinario” que le permita descubrir “el sentido de la vida”.

La elegancia de las ilustraciones de Mercè López completa esta excelente y cuidada edición de Los siete Locos, reflejando a la perfección las tribulaciones de tan inquietantes personajes. En sus propias palabras: “la angustia que sufren los personajes se convierten en papel quemado que sale de sus cuerpos y de esa angustia emana el resentimiento que los enfrenta al lado oculto de la realidad, el crimen, ls prostitución, la farsa, el engaño… A eso se refieren los insectos. Algo que nos inquieta y vive en la oscuridad, en los rincones y, en ocasiones, también en el alma”.

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Título: Los siete Locos.
Autor: Roberto Arlt.
Ilustraciones: Mercè López.
289 páginas; rústica con sobrecubierta.
ISBN: 978-84-939502-5-5
Primera Edición: abril 2013