Nubosidad Variable.

Sofía Montalvo y Mariana León eran amigas inseparables; desde la infancia, desde que iban al colegio. Era la suya una amistad férrea, como solo los niños son capaces de construir; indestructible, casi eterna. Casi… Porque la gente crece y la vida enreda. Y esa distancia que un día parecía imposible se instala entre las personas como una ávida lengua marina. Y horada. Y crea abismos, fronteras, espacios gigantescos casi insalvables. Casi… Porque la vida, a veces, se torna indulgente.

Sofía, “una superdotada para las letras” –son palabras de Mariana– asume sin ganas su papel de esposa abnegada y madre, aprobando con honores todas las asignaturas de su vida, salvo la de vivir. Al contrario que Mariana, una psiquiatra vocacional que ha logrado cumplir todas sus expectativas profesionales convirtiéndose en una de las psicoanalistas madrileñas de mayor prestigio. Pero como casi nada es lo que parece, tras su reencuentro con Sofía, Mariana comienza a mirarse en un espejo que se resquebraja.

Un reencuentro y una huída conforman los cimientos de una obra en la que la culpa, la frustración, la fragilidad, la abnegación –“¡qué condena llevamos las mujeres con esa retórica de la abnegación!”– , los recuerdos, las horas muertas, la libertad, Madrid y Cádiz –como por arte de magia, el hechizo gaditano suele surgir entre las páginas de mis novelas favoritas–, giran en torno a su pilar fundamental, la amistad… La amistad femenina. La amistad recuperada. Y también el arte, la música, la literatura, sobre todo la literatura. Pues esta inmensa novela de Carmen Martín Gaite, además de un profundo análisis sobre la casi siempre insondable y profunda psique femenina, representa una oda a la literatura (por sus páginas desfilan autores tan dispares como Tagore y García Márquez, Lewis Carrol y Emily Brontë, Kafka, Pessoa, Flaubert, Rubén Darío, Becquer, Sartre, Simone de Beauvoir…) y un canto al “género epistolar” al que ambas protagonistas se agarran como a una tabla de salvación.

Sofía, porque siempre fue suyo, y Mariana, por “deformación profesional”, porque al fin encuentra en las letras la única manera de explicarse. De explicarse y de entenderse porque “en el fondo, no se ama ni se habla ni se escribe para convencer a nadie de nada, sino para convencerse uno a sí mismo…”

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Título: Nubosidad variable
Autora: Carmen Martín Gaite
Editorial: Anagrama
Año de publicación: 1992
Páginas: 391
ISBN: 8433914650