Malibú, Santa Mónica o Venice son playas tan familiares para nosotros como El Sardinero, La Barceloneta o El Palmar. Y no por casualidad, ya que se trata de las más famosas de Los Ángeles y los municipios de su alrededor, lo que las convierte en las auténticas playas de Hollywood, donde las estrellas acuden cuando no se pueden escapar a Baja California o a las Islas Vírgenes.
Pero no todo es conocido por el gran público. Visitamos las ocho que marcan la diferencia. Algunas sorprenden porque son prácticamente vírgenes, sin aglomeraciones, mientras que otras lo hacen porque, siendo terriblemente famosas, no esperamos que estén tan cuidadas y se pueda disfrutar en ellas de un magnífico día de sol. Por cierto, que en California lo que precisamente abunda, los 12 meses del año, es eso: días de sol donde tostarse.
Qué sería de California sin la mítica imagen del surfero con su tabla, aplicando una nueva capa de cera mientras se enfunda en su traje de neopreno. Y esa postal cobra aún más sentido en la Surfrider de Malibú. El oleaje se riza cerca de la orilla, por lo que hay que remar para cabalgar las olas.
Esta playa es tan conocida por su impresionante puesta de sol y su arena fina como por su paseo marítimo, que ha sido escenario de multitud de películas y vídeoclips, ya sean sus parques para hacer gimnasia y musculación como para patinar comiendo un helado.
Situado justo al norte del histórico muelle del mismo nombre, es una de las playas más populares de Los Ángeles. Mide tres kilómetros de largo, por lo que pasear por ella nunca se hace monótono. También su longitud explica por qué es la preferida para correr por la orilla.
Al norte de Santa Mónica encontramos esta playa de un kilómetro y medio, salpicada de cuevas enclavadas dentro del mar. Lleva el nombre del actor y conservacionista que trabajó por el cuidado de la costa californiana durante 18 años. Tiene campamentos, áreas de picnic y camping.
Está considerada la playa más romántica de Los Ángeles. Situada a unos 10 kilómetros al noroeste de Malibu, está aislada y es muy pequeña, casi se podría decir que es ‘de bolsillo’, en una costa rocosa con olas grandes y agua cristalina. Es virgen, sin instalaciones turísticas. Su vista de la puesta de sol al atardecer es única.
La mejor playa californiana donde construir con tranquilidad castillos de arena. Se encuentra situada en una comunidad tranquila, por lo que resulta muy familiar y la quietud es la ley. A su lado, el Pier Plaza es el lugar al que acuden a tomar un refresco o un bocado quienes ya han terminado de tostarse al sol.
Otra de las playas pensadas para familias con niños. Cerca de San Pedro, en una estrecha península, tiene en realidad dos lados: uno abierto a las olas y otro hacia el puerto. Cerca se encuentra el Cabrillo Marine Aquarium, con exhibiciones interactivas, piscinas y toboganes donde deslizarse.
No, nos hemos ido a Nueva York. Seguimos en California, y aquí, como en la Gran Manzana, todo es gente guapa, coches brillantes, gafas de sol grandes y pequeños perros falderos. Considerada la nueva zona de moda de la ciudad, cuenta con un pequeño muelle, zona de surf y paseo marítimo con actividades deportivas.
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