La perla del Jónico.

Con 123 km de costa, Zakynthos es una de las islas jónicas más bonitas de Grecia. Con una costa muy escarpada y un entorno natural prácticamente virgen (posee abundante vegetación, sobre todo si se compara con otras más conocidas como Mikonos), puede presumir de poseer una de las playas más famosas del mundo: la Navagio, a la que sólo se puede acceder por barco y que preside los restos de un navío que quedó allí varado en 1980, el Panagiotis. Allí, aguas turquesas y arenas blanca rivalizan con unos impresionantes acantilados.

Considerada una de las puertas de entrada por mar a Grecia desde el Mediterráneo occidental y el Véneto, en su capital, Zante, no quedan restos de la ciudad clásica (que ha sufrido numerosos terremotos, especialmente en el siglo XIX). Sí, en cambio, hay restos del castillo veneciano que se construyó donde anteriormente había una acrópolis.

Uno de los principales atractivos de la isla son las Cuevas Azules, en la costa occidental. Accesibles sólo por mar, se trata de pequeños arcos creados de forma natural en la roca formando una especie de camino. El reflejo del llamativo color azul de las aguas en las cuevas, junto con el brillo de la luz crean un escenario muy especial.

Además, los amantes de la Naturaleza podrán admirar aquí a las tortugas marinas Caretta-Caretta, en peligro de extinción y que acuden a las playas de arena o a aislados islotes como Pelouzo o Marathonisi (también pueden ser observadas desde los barcos). Un remate único a una experiencia que seguro que nos dejará huella, en una isla excepcional.