Arena blanca en la bahía.
Las Islas de la Bahía, un rincón de Honduras que cuesta abandonar una vez se visita.
Roatán, junto a Utila y Guanaja, pertenece a las Islas de la Bahía, un rincón de Honduras que cuesta abandonar una vez se visita. Lo primero que llama la atención de esta isla son las aguas cristalinas que bañan sus playas de arena blanca. Es el hogar de la segunda barrera de coral más larga del mundo, un atractivo turístico que cada año es el reclamo de cientos de buceadores en busca de su biodiversidad: corales, esponjas, barcos hundidos, cuevas y la más representativa fauna marina del Caribe, entre la que destacan delfines y tiburones.
Un paseo por la isla permitirá caminar entre plantaciones de mangos, papaya y guayaba. Si parte del pueblo principal, en la parte occidental, podrá ver la llegada de grandes trasatlánticos, así como una interesante cultura antillana con toques africanos. Allí también se encuentra West Bay, hogar de las mejores playas (a pesar de su falta de olas), perfectas para nadar y bucear.
Desde España, es posible acercarse a este paraíso haciendo escala previamente en Cancún (México) o en Miami (EE UU). En las agencias de viaje hay programas semanales para no buceadores desde 1.240 euros; y para buceadores desde 1.400 euros que incluyen, además, cinco días de buceo con dos inmersiones diarias, con botella, aire, plomos, barco y acompañamiento de un guía.
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