8 cosas que igual no sabes de Coco.
Camelias, un número, perlas y todas esas cosas con las que Coco hizo singular a Chanel.
Una teleserie, dos largometrajes, un musical y una incontable colección de libros, entre biografías e historias de su estilo, dejan poco lugar a lo desconocido en el universo de Chanel y de su diseñadora.
Pero Gabrielle, leyenda e icono de la moda, sigue abriéndose paso años después, a través de las anécdotas, las citas, y la rumorología que no dejan de hacer crecer al mito.
Y esto que para nosotros es un aperitivo, esta vez lo hemos dispuesto como una obra, con ocho actos a golpe de scroll, ratón o flechas de movimiento. Ya sólo falta un pasen y lean.
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Modelos como hojas de papel.
Gabrielle Bonheur quiso ser cantante, pero gracias a una voz poco afortunada, la moda descubrió a la diseñadora más emblemática de todos los tiempos.
Mujer excepcional de la que se sabe que prefería trabajar sus diseños sobre el cuerpo de las modelos, que dar uso a lápiz y papel.
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Del 40 al 5.
¿Un número? Para ella era el cinco. Porque era simbólico, porque le hacía sentirse cómoda. Y de ahí su perfume, que fue la quinta esencia de una serie, y que conoció el mundo un día cinco del quinto mes del año, cuando ella contaba 40.
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El destierro de las novias.
Coco diseñaba con pasión, y así lo hizo cuando su hermana Antoniette contrajo matrimonio. Las buenas lenguas dicen que el diseño del vestido era maravilloso, la historia cuenta que después de ese ya no hubo más.
La desgraciada vida de su hermana y su final suicida, le quitaron las ganas de volver a diseñarlos.
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Pasos en blanco y negro.
Su carrera estuvo llena de hitos, y el soulier no fue una excepción.
Zapatos bicolor, que más que una apuesta al negro y al beige, supusieron un cambio de paradigma en el diseño del calzado, y significaron las colecciones de la marca francesa.
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Vestir al trote.
A Gabrielle se le conocen aficiones. Una de ellas, la de montar a caballo. Y de ahí su apuesta por los pantalones, que sin ser ella pionera en llevarlos, o en hacerlos, lo fue por la femineidad que consiguió que desprendiera esta prenda, hasta el momento muy masculina.
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Dame unas vueltas.
Otra marca de la casa son los collares de perlas. Extralargos, de diez vueltas, y con nudos y adornos. Que así los lucía Coco, que así los lucimos ahora.
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1918 y una vida.
El 31 de Rue Cambon es lugar de culto para los amantes de la marca. Que una existencia desde 1918, hacen que a finales de 2013 nos parezca una vida.
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La dama de las camelias.
Si hablando de Chanel los números nos llevan al cinco, las flores nos llevarán a las camelias, concretamente a la Camelia Japónica Alba Plena.
Gabrielle la conoció en Nantes y le fascinó por su belleza, su sobriedad y por su falta de olor. Un punto a favor para no interferir con los aromas de naranja amarga, jazmín, rosas, sándalo, vainilla, iris y vetiver, que desprende su mítico Nº5.