Una teleserie, dos largometrajes, un musical y una incontable colección de libros, entre biografías e historias de su estilo, dejan poco lugar a lo desconocido en el universo de Chanel y de su diseñadora.
Pero Gabrielle, leyenda e icono de la moda, sigue abriéndose paso años después, a través de las anécdotas, las citas, y la rumorología que no dejan de hacer crecer al mito.
Y esto que para nosotros es un aperitivo, esta vez lo hemos dispuesto como una obra, con ocho actos a golpe de scroll, ratón o flechas de movimiento. Ya sólo falta un pasen y lean.
¿Un número? Para ella era el cinco. Porque era simbólico, porque le hacía sentirse cómoda. Y de ahí su perfume, que fue la quinta esencia de una serie, y que conoció el mundo un día cinco del quinto mes del año, cuando ella contaba 40.
Coco diseñaba con pasión, y así lo hizo cuando su hermana Antoniette contrajo matrimonio. Las buenas lenguas dicen que el diseño del vestido era maravilloso, la historia cuenta que después de ese ya no hubo más.
La desgraciada vida de su hermana y su final suicida, le quitaron las ganas de volver a diseñarlos.
Su carrera estuvo llena de hitos, y el soulier no fue una excepción.
Zapatos bicolor, que más que una apuesta al negro y al beige, supusieron un cambio de paradigma en el diseño del calzado, y significaron las colecciones de la marca francesa.
A Gabrielle se le conocen aficiones. Una de ellas, la de montar a caballo. Y de ahí su apuesta por los pantalones, que sin ser ella pionera en llevarlos, o en hacerlos, lo fue por la femineidad que consiguió que desprendiera esta prenda, hasta el momento muy masculina.
Otra marca de la casa son los collares de perlas. Extralargos, de diez vueltas, y con nudos y adornos. Que así los lucía Coco, que así los lucimos ahora.
Si hablando de Chanel los números nos llevan al cinco, las flores nos llevarán a las camelias, concretamente a la Camelia Japónica Alba Plena.
Gabrielle la conoció en Nantes y le fascinó por su belleza, su sobriedad y por su falta de olor. Un punto a favor para no interferir con los aromas de naranja amarga, jazmín, rosas, sándalo, vainilla, iris y vetiver, que desprende su mítico Nº5.
Un escaparate lleno de prendas que nos gustan a rabiar. También, avance de los diseños que vendrán, sólo vistos, de momento, en pasarelas, catálogos y showrooms.