Vídeos

cerrar

O son do ar.

Había un sonido que resultaba inconfundible a su piel y a su alma, era el rumor del viento en las fragas...

  • facebook
  • Tweet
  • pinit
  • WhatsApp

Los sonidos de la naturaleza y el aire eran tantos y tan variados que resultaba imposible conocerlos todos incluso para ellos, que se habían visto envueltos a lo largo de su vida por naturalidades tan opuestas como las selvas asiáticas o los desiertos africanos. Pero había un rumor que resultaba inconfundible a su piel y a su alma, era el rumor del viento –o son do ar*– entre árboles largos, frondosos y centenarios que tejían con sus copas un techo bajo el que discurrían vida y leyendas de la mano. Eran las fragas.

Estrenaba él aquel día su chaqueta de otoño y ella unos zapatos del mismo tiempo, porque no puede uno adentrarse en las sombras de una fraga vestido de verano ya en agosto y al caer la tarde; fue un paseo breve, lo justo para sonreirse imaginando el alma en pena de Fiz de Cotobelo** o al famoso Fendetestas** pisando aquellos caminos, para entender a Pondal cuando se preguntaba ¿qué din os rumorosos na costa verdescente?*** refiriéndose al murmuso de los árboles en un poema que se convirtió en el himno de una tierra, y abrir así boca antes de sentarse a su mesa en A Estación y darse el gusto de maridar su cena con un Albariño que, además de delicioso en su cuerpo y su sabor, lo era igualmente en su botella gracias al chic francés con el que la había vestido Marta Lojo.

Estaba siendo el suyo un tiempo de sabores de norte, sur, este y oeste porque la inquietud y su intención habían conjurado en sus maletas y no les permitían respiro alguno; disfrutaban juntos de aquel trasiego aun sabiendo que al caer el otoño renacería en ella la urbanita que llevaba dentro y en él seguiría campando por sus respetos la inquietud apasionada.

Y, entre encuentro y desencuentro, un sueño o mil, todos y a la vez ninguno porque se les iba el tiempo en vivir sin dejarles margen para hacer planes que luego la vida, o incluso ellos mismos, echaran por tierra.  ¿El plan más cercano? dos días más tarde… y no sabían si volar a Estambul o al mismísimo desierto

Y es que lo de llevar el mundo en la piel, e incluso ponérselo de cuando en cuando por montera, era en ellos más que un gusto una querencia, tanto era sí que –aunque él todavía no lo sabía- ella llevaba Babilonia entre su piel y su ropa aquella noche… de cómo lo descubrió y lo que sucedió entonces… es otra historia.

+

*O son de ar, tema del grupo folk gallego luar na lubre.
**Fiz de Cotobelo y Fendetestas, personajes de ‘El bosque animado‘ de Wenceslao Fdez Florez
***¿Qué din os rumorosos/na costa verdescente? primeros versos del poema de Eduardo Pondal que da letra al himno de Galicia.

Oops

La versión más personal de todos nosotros, los que hacemos Loff.it. Hallazgos que nos gustan, nos inquietan, nos llenan, nos tocan y que queremos comentar contigo. Te los contamos de una forma distinta, próxima, como si estuviéramos sentados a una mesa tomando un café contigo.

Bataclan.+

Bataclan.

El cálido manto de la fiesta pintada con maquillaje caro y música en directo ocultaba la sangre derramada, el dolor pasado, las ausencias presentes... Estaban en Bataclan. + ver

Newsletter

No te pierdas nada, que saber no ocupa lugar.