El Principito.

Tal día como hoy hubiera cumplido años el padre de El Principito... eso la llevó de nuevo a él.

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Se desayunó aquella mañana con más de una noticia acerca de la efemérides del día, Antoine Saint-Exupéry, y eso despertó su deseo de volver a El Principito. El domingo se presentaba así perezoso y relajado, un día como para regalárselo. Y eso pensaba hacer, regalarse el día para degustarlo en sus minutos sin pensar en nada más que en darse el gusto de vivir.

Se tumbó en el sofá con las ventanas bien abiertas y sintiendo la suave brisa de verano que se colaba por ellas; quería alargar la mañana envuelta en su homewear mientras su segundo café se enfriaba pausadamente junto a ella y ella… repasaba El Principito, un libro viejo y algo roto, lleno de notas al margen escritas a lápiz en a saber en cuál de las múltiples  lecturas de aquel libro que se había echado al alma.

Las metáforas y alegorías se sucedían ante sus ojos, sonreía al recordar como en sus primeras lecturas algunas pasaron desapercibidas, sin descubrirse para ella y como, en sucesivos repasos de aquel cuento imaginario y hermoso, fueron desvelándose. Llegó entonces a los baobabs…

No quería pensar en ellos pero estaban ahí y sabía que no se secarían sin más, se empeñarían en crecer y crecer… y era a ella y sólo a ella a quien le correspondía impedir que aquellos primeros árboles se conviertieran en un bosque en el que acabaría perdiéndose por siempre jamás.

La boa que se había tragado al elefante y la caja que contenía un cordero le arrancanba en cambio una sonrisa porque recordaba como con aquellos dibujos había descubierto que todo era posible si uno ponía los trazos cada uno en su lugar… y decidió cerrar entonces el libro que largo para un cuento y breve para una novela, hacerlo ahí, en ese punto de sonrisa y sueño, de imposibles que son en realidad posibles y se convierten en ciertos a cuenta de un trazo aquí o allá.

Se vistió veraniega y elegante, elevándose sobre tacón alto, tras un largo rato bajo una reconfortante ducha de agua tibia y decidió salir a comer sola, se deleitaría con un bocadillo de jamón y champagne antes de comenzar a pensar en tanto como tenía que preparar para zambullirse en su huída hacia adelante del verano…

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La versión más personal de todos nosotros, los que hacemos Loff.it. Hallazgos que nos gustan, nos inquietan, nos llenan, nos tocan y que queremos comentar contigo. Te los contamos de una forma distinta, próxima, como si estuviéramos sentados a una mesa tomando un café contigo.

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