Amanecer de San Juan.
Amanece San Juan y las brujas duermen tras una larga noche de hogueras y calderos, de echar a las chascas y las llamas el dolor, el miedo, el feísmo...
Amanece San Juan y las brujas duermen tras una larga noche de hogueras y calderos, de echar a las chascas y las llamas el dolor, el miedo, el feísmo… tras vigilar nuestro arder y quemar lo feo y lo inútil… y nuestro resurgir, cual ave fénix, naciendo de nuevo, un año más, de nuestras cenizas.
De siempre era el amanecer de San Juan tardío y perezoso… y le gustaba regodearse en esa pereza que, en domingo, fiesta y vacaciones, podía concederse para recordar su particular noche de brujas junto al mar de El Palasiet.
Había sido un San Juan diferente, una mezcla de looks elegantes y cuidados, de cena de gala y magia blanca con la tradición del fuego, los conjuros de las brujas, el rumor del mar, la arena, el agua y la vida…; exquisita y divertida en lima, albahaca y mandarina no dudó ni un momento en descalzar sus pies y calzar sus manos con las niponas e imposibles sandalias para pisar la arena y echar al fuego el sentir malo… para sentirse después liviana y feliz, todo un espectáculo…
Él la miraba entre la admiración y la risa, esos apasionados arrebatos de romper moldes y protocolos le encantaban, encajaban a la perfección con su ser emocional y aventurero y cuando los veía en ella recordaba por qué quería tenerla siempre cerca… Sus acompañantes de aquella noche los observaban, pues tampoco dudó él en unirse al conjuro de la hoguera… ellas encopetadas y perfectas con cierta envidia en la mirada, sin atreverse a tamaña deshinibición pero deseándola en el fondo… ellos relajados, sorprendidos y con sus trajes impolutos sin saber si alegrarse o no de no ver a sus señoras capaces de audacias semejantes.
Y si algo tenían las mañanas de San Juan, tras la noche más corta del año y en su fuego, era catarsis y propósito de vida: oídos sordos a las palabras necias y a los tristes, a los sinsentidos de la vida y los sin alma, a las malas noticias y a los pobres de espíritu, a las ideas malvadas y peores intenciones… y luz, la del sol, la de los faros y los focos, lámparas y apliques, la de las llamas y la vida para las risas y las mentes lúcidas, para la fe, el esfuerzo y el talento, la confianza y el trabajo, la ilusión y los sueños, los espíritus combativos y elegantes, señores y divertidos, para quienes piensan en lo que podría ser y no en lo que hubiera podido ser, para los que se rehacen tras los tropiezos y malos golpes… para los que sonríen a la vida y la tiñen de colores porque ven futuro… el que sueñan, crean, inventan y diseñan, al que dan forma cada día con sus manos, su esfuerzo y sus ideas conjurando las suertes.
En esa catarsis volvían a su Madrid de siempre, el que cosecha historias de vida, aromas castizos y cosmopolitas, estampas de pasados y futuros, por el que pasean los sueños camino de su ineludible destino: la vida.
Life Looks Good