De Bergen a Tromso navegando con Hurtigruten.

Un viaje inolvidable con un paisaje en tonos otoñales y las auroras boreales reinando en el cielo nocturno

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Recorrer la costa Noruega a bordo de un barco Hurtigruten es uno de esos viajes en los que tienes que ir mentalizado de que vas a ver cosas únicas. Antes de emprender la aventura es necesario hacer la lista de todo aquello que debes llevar en la maleta, pero el paso previo a llenarla de abrigos, jerséis y ropa impermeable, es ser consciente de que durante los próximos días debes mantener los ojos bien abiertos porque, aunque la quietud y la calma que transmiten el paisaje son infinitas, siempre hay sorpresas -incluso en mar abierto- que captan la atención de todos los pasajeros a bordo.

El trayecto Bergen – Tromso es una de las opciones que ofrece la compañía Hurtigruten y, sin duda, es un viaje que merece la pena hacer en cualquier época del año, con la peculiaridad de que en otoño los colores resultan especialmente atractivos y cautivan la vista como en ninguna otra estación. Bergen es una ciudad lluviosa que es considerada la puerta de entrada a los fiordos noruegos, y uno de sus perfiles más conocidos es la zona del puerto, Bryggen, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

Resulta un buen punto de partida –está rodeada por siete colinas, como Roma- para embarcar a bordo de, por ejemplo, el barco Richard With, construido en 1993, uno de los más emblemáticos ya que hace referencia al nombre de su fundador. Hurtigruten es una compañía con más de un siglo de historia, cuyos comienzos estuvieron fuertemente ligados al reparto postal –a día de hoy sus barcos siguen llevando cartas y paquetería- y es quizás ese uno de los motivos que convierten un viaje a bordo en una experiencia tan apasionante.

En este viaje el recorrido hace paradas indispensables para conocer la esencia del país noruego y ofrece al viajero vistas inolvidables, como la del fiordo de Hjorundfjord, hermano gemelo del famoso Geirangerfjord, aunque de menor tamaño. Un lago de agua casi cristalina, altas montañas en cuyas cimas se pueden divisar restos de nieve y ovejas pastando sin prisa. En este marco tan idílico se encuentra el hotel Union Öye, un alojamiento emblemático en el que se puede degustar la gastronomía típica de la zona, desde el queso marrón hasta el salmón más fresco.

Alesund derrocha estilo Art Nouveau en cada uno de sus edificios, mientras que Trondheim –una de las ciudades más importantes de la costa noruega- descansa tranquila frente a la isla rocosa de Munkholm, donde se construyó un monasterio y posteriormente una cárcel, y hoy los visitantes se pueden disfrazar de monjes benedictinos para conocer en primera persona la historia del lugar.

El barco Richard With es idóneo para relajarse. No es un crucero tal y como estamos acostumbrados a entenderlo, sino que se trata de un viaje en el que el relax y la tranquilidad van siempre a bordo. En sus cubiertas se puede admirar el paisaje, lo que también se puede hacer desde su salón panorámico en el que los viajeros se dan cita cuando el barco se encuentra en navegación. En cuanto a las comidas, se combina un completo buffet con platos internacionales y alimentos típicos noruegos con cenas de menú que hacen un repaso a los productos locales de aquellas ciudades por las que haya pasado el barco a lo largo de la jornada.

Sin embargo, aquellos que quieran encontrar algo de acción podrán hacerlo en algunas excursiones como el safari a Saltstraumen, que se realiza a bordo de una zodiac para ver las corrientes marinas más fuertes del mundo. En este punto, aproximadamente 400 millones de metros cúbicos de agua marina pasan dos veces al día por un estrecho de 3 kilómetros de largo y 150 metros de ancho. En la visita se pueden ver también águilas reales y, si hay suerte y la época acompaña, incluso ballenas.

El faro de Kjeungskjaer aparece de pronto en mar abierto, siendo uno de los más bonitos del mundo con su tono rojizo y, sin duda, uno de los momentos más esperados del viaje se produce a los pocos días de subir a bordo en Bergen. La emoción de cruzar el círculo polar ártico es indescriptible –latitud 66º33’ Norte- y uno siente que acaba de hacer algo único, hasta tal punto que son muchos los que se apuntan a la ceremonia de bautismo que se organiza en una de las cubiertas del barco y que consiste en que a uno le tiren agua del Polo Norte por la espalda.

Una vez bautizados, por delante solo queda llegar al puerto de Tromso, la llamada capital del ártico. Dicen que es en este punto en el que el avistamiento de auroras boreales comienza a ser posible. Y efectivamente, hay que mirar al cielo, paciente, sin prisa alguna, y al final todo llega. De pronto una luz de color verde aparece en el cielo y tras la sorpresa inicial, uno empieza a ser consciente de que está teniendo la suerte de ver una aurora boreal. Pueden durar horas y también ser efímeras, pero lo cierto es que las auroras son sorprendentes y provocan numerosas expresiones de admiración.

Un lugar excepcional para alojarse, por su ubicación al lado del puerto y su moderna decoración y cuidado servicio, es el hotel Clarion The Edge Tromso Justo al lado se encuentra el restaurante Arctandria, perfecto para culminar el viaje degustando alguna de las exquisiteces de la cocina noruega, desde pescados frescos hasta carpaccio de reno o carne de ballena.

Puedes consultar las tarifas en la web de Hurtigruten España y pedir la información que necesites para recorrer tú mismo la costa Noruega a bordo de uno de los barcos de la compañía.

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