Seguramente, si solo tenemos un día para disfrutar de Estocolmo, sea imposible cruzar sus 54 puentes, pisar las 14 islas que componen la ciudad o relajarse leyendo un libro en alguno de sus muchos parques; pero lo que sí estará en nuestra mano será acercarnos a una ciudad de gran belleza, con más de 750 años de antigüedad y que ha sabido unir modernidad, vanguardia y tradición como nadie.
Ahora que llega la primavera, es el mejor momento para visitar la capital sueca. Por un lado, los días comienzan a ser más largos, lo que permite disfrutar de grandes paseos. Por otro, renace realmente la vida, no sólo por las flores, sino también por los propios ciudadanos, que empiezan a hacer cada vez más cosas fuera de casa y llenan de ambiente locales, tiendas, plazas… Temperaturas suaves que permitirán incluso comer al aire libre, sintiendo los rayos del sol sobre nosotros.
Estos son los lugares más emblemáticos que no hay que perderse si uno quiere conocer Estocolmo en un periplo corto o si se está de pasada en la ciudad. Bastan pocas horas, pero sí mucha disposición a asombrarse con lo mucho que se puede hacer en un espacio tan pequeño.
El barrio viejo, quizás el nucleo urbano con más vida de la ciudad y en el que mejor se conservan los edificios antiguos, muchos con varios siglos de historia. Con sus fachadas de colores, fue aquí donde se fundó la urbe en 1252 y es como un museo viviente.
Es uno de los palacios más grandes de Europa y, al contrario que ocurre en Madrid, sí es la residencia oficial de la familia real sueca. Con más de 600 habitaciones, puede visitarse y cuenta en su interior con cinco museos. Se levantó en el siglo XVIII sobre los restos d euna antigua fortaleza.
O lo que es lo mismo: el Ayuntamiento. Es uno de los edificios más emblemáticos de Estocolmo, con una gran torre rematada por una aguja dorada. Su estilo arquitectónico es muy característico de Escandinavia. Para construirlo se utilizaron ocho millones de ladrillos.
El museo de Arte Moderno de la ciudad cuenta con una de las principales colecciones de Europa en lo que respecta a arte del siglo XX (y también del XXI). España está representada por obras de Dalí y Picasso, pero también hay otros grandes como Matisse. El edificio es de Rafael Moneo. Esencia española 100%.
Un gigantesco globo blanco al sur de la ciudad destaca en el skyline de Estocolmo. Se trata de un estadio impresionante que también acoge grandes conciertos y festivales de música. Hasta la construcción del Friends Arena, era la gran referencia de Suecia en cuanto a instalaciones para grandes eventos. Un ascensor exterior permite subir hasta su cima.
Son muchas las islas que conforman el archipiélago de Estocolmo y no hay nada como visitarlas en barco. La variedad de rutas y ofertas permiten recorridos cortos de 50 minutos o algo más largos, de hasta 2 horas, y es el mejor modo de conocer los canales de la zona antigua.
No es una cafetería más. Se trata de la cafetería por excelencia. Tras cruzar una gran verja azul, toca disfrutar de su patio de sauces llorones y sentarse al sol con una taza de té o café delante. Su especialidad son las tartas tradicionales, con la rica mermelada sueca.
Seguramente, en nuestro recorrido por la ciudad, veremos una postal que se repite: la que muestra la ciudad antigua al borde del río. Es una fotografía que se hizo en Monteliusvägen, la calle peatonal que no puede faltar si se quieren tomar grandes panorámicas de Estocolmo.
Ir de compras en Suecia y no pasar por esta plaza es imposible. Centro neurálgico de la vida de Estocolmo, aquí se encuentra, por ejemplo, Åhléns City, la cadena de centro comercial más importante del país, así como todo tipo de tiendas, incluyendo la firma sueca más internacional: H&M.
El parque público más importante de la ciudad, en pleno centro y donde se instalan grandes pantallas para que los ciudadanos puedan reunirse y disfrutar en plena calle de grandes acontecimientos deportivos. Rodeado de bares y restaurantes, es un rincón único para pasear. A un paso de los canales, además.
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