Un damero en el centro de Jakarta.

Jakarta quiere configurarse como una de las capitales más dinámicas del Sudeste Asiático. Es difícil teniendo como vecinas a otras grandes como Singapur, Hong Kong o Kuala Lumpur, pero eso no quiere decir que no pueda participar ‘en la lucha’. Conscientes de ello, las grandes hoteleras toman posiciones. Es el caso de la francesa Accor, que con sus sellos Mercure y Grand Mercure es de las que más presencia tiene en la capital de Indonesia.

Entre sus hoteles destaca el Grand Mercure Jakarta Harmoni, un establecimiento que no deja a nadie indiferente, entre otros motivos, por su especial arquitectura. Todo el hotel es un gran cuadrado, y juega con esta forma en todas sus fachadas. Estas se subdividen, como si fuera un panal, en un gran damero, donde las ventanas, especialmente en los lados, se confunden con la pared, formando un bonito contraste de luces amarillas, blancas y negras.

Los patios interiores también juegan con esta distribución. En el que se encuentra la piscina del hotel, un gran patio de luces se levanta hacia el techo con cuadrados en los que se añaden celestes, turquesas y añiles a los anteriores, formando un mosaico muy bello.

Situado en pleno centro del distrito financiero de Jakarta y a pocos pasos del Palacio Presidencial, el hotel cuenta con 483 habitaciones (desde 44 €/noche), de las que la gran mayoría son para no fumadores (en Indonesia aún se puede fumar en áreas hoteleras reservadas para ello). Equipadas con camas Queen y King Size, destacan por su interiorismo moderno y funcional, con guiños al diseño más contemporáneo. Destaca la Suite Penthouse, de dos dormitorios y salón independientes, así como una terraza en el techo del edificio equipada con un jacuzzi.

También tienen vistas para presumir en el Sky Lounge, el restaurante perfecto para cenar viendo cómo cae la noche sobre Jakarta. Como buen hotel francés, cuentan con una cava de vinos de todas las regiones vinícolas galas. Nada mejor, tras una jornada de negocios en Indonesia, que relajarse viendo el skyline de la ciudad iluminado y un buen Borgoña en la mano.