Margot House, lujo discreto en el centro de Barcelona.

El hotel boutique Margot House ofrece a su huéspedes privacidad, confort y exclusividad en pleno Paseo de Gracia.

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No hay cartel que lo anuncie, pero en pleno Paseo de Gracia de Barcelona, frente a las modernistas Casa Batlló y Casa Ametller, existe un hotel boutique en el principal del número 46 que, desde el año 2015, ofrece a sus huéspedes privacidad, confort y exclusividad. Se trata de Margot House, un proyecto hotelero de Sandra Durany y ejecutado por el estudio de interiorismo Vänskap, que no deja nada al azar, empezando por su nombre, inspirado en el carismático personaje de Margot Tenenbaum de la película The Royal Tenenbaums, y subrayando su carácter acogedor, para que te sientas como en casa.

En cuanto se accede, el bullicio de la milla de oro barcelonesa queda atrás, dando paso a un ambiente tranquilo y armónico. Los espacios son diáfanos y la decoración minimalista y funcional, donde predominan la madera en tonos claros, el microcemento y los colores neutros. Esa intimidad de la que presume se materializa en sus únicas nueve habitaciones, de las cuales cuatro son suites con vistas directas al Paseo de Gracia y a la Casa Batlló, obra del célebre arquitecto Antoni Gaudí.

Las habitaciones y sus respectivos baños privados son amplias, luminosas y están desprovistas de estridencias. Pero tras la apariencia de sencillez y sobriedad que muestran a primera vista, nos encontramos con muebles locales hechos a medida, diseños de autor, marcas de calidad y detalles únicos. Un lujo discreto que comprende, entre otras cosas, toallas de hammanes turcos, lámparas Santa & Cole, mantas Texidors, sillas BKF, taburetes de Marc Morro o altavoces Bower & Wilkins. También se advierte la filosofía ecofriendly en el propio envasado de sus botellas de agua o en los tejidos puros de su menaje.

Con una capacidad máxima para 18 personas, las zonas comunes son una buena opción para relajarse, trabajar o disfrutar de un aperitivo o una copa. El centro neurálgico es su espacioso salón con librería, sofás y distintos conjuntos de mesas y sillas, pero también dispone de una cocina abierta totalmente equipada, un snack bar y una recepción que hace las veces de tienda, donde se puede adquirir algunos de los objetos que salpican el hotel y llevarse un pedacito de Margot House a casa.

Además de su ambientación e instalaciones, otro de los aspectos más valorados es el trato cercano y los servicios que ofrece este hotel boutique, como el desayuno con platos diseñados por el chef Jaime Santianes, el servicio de lavandería, el wifi, el alquiler de bicicletas Brompton o cualquier otra petición que se te ocurra, desde un periódico a un guía local para conocer la ciudad.

Tampoco se le puede pedir más a su ubicación, que nada más salir a la calle te dirige a las muestras más representativas del modernismo catalán, una gran oferta de museos, una cuidada y variada restauración y a una de las zonas de compras más exclusivas de la Ciudad Condal. A tan sólo tres paradas de metro podrás visitar la Sagrada Familia y en diez minutos a pie, la Plaza de Cataluña y Las Ramblas, que constituyen un buen punto de partida para conocer los demás atractivos de Barcelona.

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Una brújula que nos acerca a esos destinos, más o menos lejanos, que alguien, antes que usted ha tenido ya la suerte de pisar.

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