Golf con espíritu zen.

El archipiélago de Okinawa es el lugar elegido por Ritz-Carlton para su estreno en Japón. Máximo lujo asegurado con campo de golf y las mejores vistas.

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Para los japoneses, las bondades de Okinawa no son desconocidas. Estas islas situadas al sur del país, antes de llegar a Taiwan, son un remanso de paz paradisiaco al que muchos acudían buscando buen tiempo y, sobre todo, increíbles campos de golf rodeados de aguas de color esmeralda. Aún son pocos los turistas occidentales que llegan a este rincón del Mar de China Oriental, pero allí les espera la última apuesta de la cadena hotelera de lujo Ritz-Carlton, que acaba de abrir las puertas del que es su primer hotel en Japón.

El hotel hace suya la tradición de Okinawa con respecto a la hospitalidad, un concepto que ellos llaman ‘gusuku’ y que consiste en crear una auténtica casa de huéspedes en cada rincón al que llegue el visitante. Para ello, ha creado espacios abiertos en una arquitectura clásica japonesa, con techos que recuerdan a los castillos y templos del medievo nipón. Además, el interior es cómodo y agradable, en colores suaves que permitan equilibrar el ying y el yang, en pleno proceso de enriquecimiento zen.

Con 97 habitaciones, dos de ellas grandes suites (la The Ritz-Carlton, 4.400 € aprox./noche, y la Presidential), el hotel cuenta con un restaurante italiano para gourmets, el Chura-Nuhji, y dos de comida local, el Kise (especializado en teppanyaki) y el Gusuku. Pero además de sus piscinas o un completo spa, lo que llama la atención es el campo de golf del complejo, visible desde las terrazas de las habitaciones, que lo dominan como si fueran puestos de guardia de samuráis.

Quizás el mejor destino para concluir una ruta por Japón y, de paso, hacer unos hoyos junto al mar.

Localización

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