The Glendorn, un ‘lodge’ en el corazón verde de Pensilvania.
En un bosque de secuoyas encontramos un refugio pensado para los amantes de la pesca con mosca y la caza.
Una cabaña construida en los años 20 es el hogar que alberga The Glendorn, mucho más que un hotel de lujo. Doce cabañas y cuatro habitaciones en medio de un frondoso bosque de secuoyas y otros grandes árboles esperan a cazadores y amantes de la pesca con mosca en algunos de los ríos más bonitos del norte de Estados Unidos.
El complejo se encuentra en pleno Parque Nacional de Allegany, una reserva natural que se ha convertido en un paraíso. Hasta este rincón de Pensilvania acuden cada año cientos de amantes de la naturaleza y experimentados pescadores que consigue, mediante técnicas tradicionales, grandes piezas. Su base de operaciones es el Glendorn, con su edificio principal construido con paneles de madera de secuoya y, alrededor de él, las diferentes cabañas que serán ocupadas por diferentes familias.
En su bosque de abetos no es raro cruzarse con zorros, ciervos, castores e incluso osos y cuenta con cinco kilómetros de ribera privada en el Fuller Brook para pescar con experimentados guías. Pero aquí también se pueden realizar prácticas de tiro, caza menor, pesca en hielo (en invierno), paseos a caballo, excuriones en jeep, observación de aves… Es decir, cualquier cosa imaginable en un bosque.
The Glendorn pertenece a la cadena Relais & Châteaux y solo cierra dos días al año: Nochebuena y Navidad. Con un precio que parte de los 430 dólares (315 € aprox.), se puede acudir con nuestra mascota, ya que hay hasta cinco cabañas habilitadas especialmente para que nuestro perro esté con nosotros durante todo el tiempo.
Siendo un complejo para pescadores y cazadores, no podían dedicarse con esmero a elaborar uno de los desayunos más completos de toda Pensilvania. Aquí el día comienza con muffins recién horneadas, galletas de cereales también caseras y pancakes de dulce de leche con sirope de arce de la propia región. Además, se complementa con salchichas artesanas, huevos de las granjas cercanas y un refrescante zumo de naranja, además de café y bacon, que para eso estamos en Estados Unidos. Con semejante aporte calórico, hay fuerzas para toda la jornada.
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