Droog, hotel de una habitación en el centro de Ámsterdam.

El centro de Ámsterdam está abierto al diseño, a la vanguardia y a todo lo que pueda asociarse con el arte más contemporáneo. Y eso no solo incluye tiendas y galerías de arte, sino que se traslada a todo tipo de espacios. Por ejemplo, hoteles. O, en este caso, un proyecto de diseño que va más allá de la multitarea, porque bajo el nombre de Droog encontramos toda una iniciativa multidisciplinar.

Estudio de arquitectura, restaurante orgánico, diseño industrial y objetos de decoración… se dan la mano en un gran local en el centro histórico de la ciudad. Y sobre ellos, en la planta superior, un hotel de una única habitación. O un gran apartamento con el sobrenombre de hotel, según se mire. El Hôtel Droog tiene eso, una suite, pero no por falta de espacio para haberla troceado en más. Y es que aquí caben hasta 10 personas, las mismas que disfrutan de una decoración minimalista y divertida, que envuelve cada rincón (desde 200 €/noche).

«El concepto habitual de hotel como lugar donde ir a dormir aquí no encaja. Lo hemos enfatizado para crear una experiencia más allá, en la que se invita a los huéspedes a participar de las actividades del centro de diseño y arte», explica Renny Ramakers, director y cofundador de Droog.

Con cocina completamente equipada, un gran baño, todo tipo de utensilios y enseres de último diseño, acceso a Internet, juegos de cama y toallas de algodón orgánico… aquí nada se ha dejado al azar. Todo sigue un estudiado plan de diseño contemporáneo en el que vivir Ámsterdam desde el lujo de la vanguardia. Perfecto para hipsters que se han cansado de buscar en los ‘totems’ habituales y quieren encontrar más de lo mismo, pero con otra etiqueta, mucho menos manida.

En total, 700 metros cuadrados que, además del ‘one and only bedroom’, incluyen spa, tienda de moda, galería, cenador, tienda de decoración y jardín. Un espacio único al que pocos se resistirán.