Chocolate al cuadrado en las Navidades de Hospes Madrid.

El hotel ha creado para diciembre un programa que combina tratamientos de chocolaterapia y degustación de cacao artesano a la taza.

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Pocas costumbres hay más dulces en las navidades madrileñas que acercarse al centro de la ciudad y, mientras vemos escaparates o disfrutamos de las luces, tomarse un buen chocolate caliente en algunas de las cafeterías más típicas. Pero eso no quiere decir que no se pueda innovar e incluso convertir el sencillo gesto de pedirse un cacao a la taza en toda una indulgencia.

Es lo que ha propuesto el hotel Hospes Madrid, en plena Plaza de la Independencia, para este diciembre. Su objetivo: que disfrutemos de una tarde mágica basada en el chocolate. Para ello, nada como combinar sus terapias en el spa Bodyna con el saber hacer de su nuevo chef, Rubén González, al frente del Restaurante Independencia desde hace pocas semanas.

Así, la experiencia comienza disfrutando de la piscina y la hidroterapia de su spa. Es el mejor modo para ir aclimatándonos al ambiente de relax, así como calentando un poco el cuerpo para lo que llega a continuación: un masaje realizado con cacao. Pero no se trata de una simple envoltura en crema de chocolate. Es mucho más. Las terapeutas del spa, tailandesas, se encargan de preparar justo antes del tratamiento una mezcla de cacao a la taza Valor con aceites esenciales de diferentes aromas para conseguir una crema untuosa que será con lo que masajeen cada uno de nuestros músculos.

No es, por tanto, una mera aplicación, sino que se trabaja las diferentes zonas del cuerpo como si fuera un masaje relajante o descontrascturante habitual, salvo que con cada pasada nos llegará un impresionante aroma a cacao que nos derretirá también por dentro al tiempo que nos relajamos.

Y cuando acaba el masaje no finaliza la indulgencia terapéutica, porque con todo el cuerpo embadurnado en una capa marrón que empieza a secarse toca ir a la ducha del hammam y, directamente sobre la sala privada de este, quitársela con la mano, mientras notamos cómo la piel está mucho más hidratada. La sensación del agua caliente corriendo por el cuerpo y el suelo llenándose de chocolate es única.

Después, una vez secos, toca rematar la jornada con una buena taza de cacao caliente en la terraza frente a la Puerta de Alcalá, con el acompañamiento de la bollería que prepara en el obrador del hotel el chef Rubén González. Pequeñas galletas con trocitos de chocolate, bombas de cacao, mini magdalenas… junto a un cacao a la taza artesano y único.

Sin duda, una tarde chocolateada que nos dejará con ganas de repetir y que ni siquiera hace falta ser huésped para regalárnosla. ¿Acaso hay un plan mejor para una tarde de compras en el centro de Madrid? Con una duración de algo más de dos horas, es posible encargarlo a partir de 80 €.

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