Siendo una de las bebidas más universales, el café tiene múltiples formas de ser entendido, así como bebido y preparado. Cada uno tiene su propia receta preferida, lo acompaña de dulces o salados, pero siempre disfruta de un aroma especial, de un primer sorbo caliente y reconfortante. Viajar por el mundo permite hacerlo, a su vez, por diferentes formar de enfrentarse a esta cultura gourmet del café.
Aunque Italia es el centro universal del café, gracias a la invención del espresso, bien es cierto que no es una bebida ‘made in Italy’. Es más, se trata de algo planetario, pues se cultiva en regiones muy alejadas de las que han protagonizado, posteriormente, el modo de servirlo y elaborarlo. Diferentes tuestes y preparaciones que, actualmente, se acompaña de diseño industrial, escenarios confortables…
Los cafés literarios se reconvierten en espacios de trabajo multifuncional, con turistas entremezclándose con nuevos ejecutivos liberales que buscan un enchufe en los que conectar su ordenador portátil durante horas. Pero también quedan lugares donde solo hace falta sentarse y oler el café, negro, en tazas que no tienen la historia o el sello de un genio del diseño de vanguardia, pero sí la esencia de lo auténtico.
Hemos elegido cinco destinos y una cafetería en cada uno de ellos, excusas para trasladarnos con la imaginación a cinco rincones del planeta muy diferentes entre sí, pero próximos en un aspecto: su pasión por el buen café.
En Austria lo acompañan de chocolate, tanto bebido como en pequeñas porciones de su famosa tarta Sacher. En Turquía, siguiendo la receta tradicional centenaria, al igual que en Colombia, donde incluso se sirve junto a sus famosas empanadas. Pero también en lugares poco conocidos como Lviv, en Ucrania, donde llegó hace tres siglos y realizan un concentrado que te da energía para todo el día.
El sur de Italia también se reivindica como lugar cafetero, a pesar de que el espresso es un invento milanés. Así, Nápoles tiene cafés literarios con mucha historia y leyenda, como el Grand Caffè Gambrinus, en pleno centro de la ciudad y a un paso del Palacio Real. El mejor lugar para tomar un respiro durante una excursión por el centro.
Cubrir un espresso con crema batida fue el gran invento de los austriacos. Esto permitió que Viena entrara por la puerta grande de los templos cafeteros del planeta, más si se puede acompañar de una rica tarta Sacher. Ningún lugar como el Café Sacher, frente a la Ópera, para degustarlo.
El café colombiano es uno de los más famosos del mundo. Recuperar la esencia del buen café es lo que están consiguiendo en pequeños locales como Pergamino, en Medellín, donde se pueden degustar diferentes especialidades, acompañarlos de tartas o incluso empanadas, en un ambiente muy bonito e informal.
Muy fuerte, servido en tazas sin asas muy pequeñas y con un sabor concentrado que recuerda su hervor en pote. Así es el café turco y así el que sirven desde hace cientos de años en la ciudad turca. Hay cafeterías medievales por todos lados, así como elegantes cadenas. Un buen lugar es la cafetería de la madrasa de Corlulu Ali Pasa.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la ciudad de Lviv es desconocida para muchos. Su relación con el café se remonta a la asimilación del territorio por el ejército austrohúngaro. Tienen sus propias recetas, las cuales puedes probar en cafeterías típicas como Virmenka, donde lo sirven muy fuerte (ojo, no se habla inglés).
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