¿A qué huele Siracusa?

Abrió la ventana, remiró por última vez aquel campo de aventuras pasadas y respiró bien hondo, hasta que no entró más aire. Era extraño tener que decir adiós a aquellos pastos, a aquella tierra llena de recuerdos y vivencias. Le picaban los ojos, llevaba días aguantando el llanto de la despedida, un hasta la vista que envolvería con las sábanas de lino de la abuela, las ilustraciones de Carmen y aquellos olores que respiró desde niña, esos que hoy inspiran jabones y nuevos retos para Siracusa.

Siracusa es el segundo nombre de Paula, la marca de unos jabones con mucho charm y la bendita excusa que me ha servido a mí, amante de los olores bonitos, para crear una historia llena de vida de la mano de unas pastillas de jabón hechas con mucho amor. Tras ellas se esconde una bióloga madrileña, fascinada por la alquimia olfativa. Ella es la creadora de estos jabones artesanales realizados con ingredientes naturales, empleando el método tradicional en frío.

Siracusa comparte con nosotros sus historias, invitándonos a adentrarnos en un universo con olor a mirra natural -cálida y aterciopelada- y a argán. Ambos elementos forman el tándem perfecto contra el paso del tiempo, ya que suyas son las habilidades de combatir el envejecimiento cutáneo, nutriendo en profundidad la piel y previniendo la aparición de estrías. Estas pastillas son limitadas y se presentan en cajas de tres unidades con aires naïf, ilustradas por Carmen García Huerta.

Las buenas tentaciones deben ser algo así, pequeñitas y bonitas, envueltas en historias escritas para ayudarnos a volar lejos.

>>Listen: Maldita Dulzura, Vetusta Morla<<