Turbulences.
Remolinos, espirales, volutas y otros motivos que brotan en un estado de constante florecimiento.
Bajo este nombre diez artistas muestran sus obras en una exposición colectiva que se afana por profundizar en los aspectos plásticos y filosóficos de esta noción.
El Espace Culturel Louis Vuitton en París apuesta esta vez por «Turbulences», un conjunto de interesantes y curiosas propuestas que analiza un proceso extremadamente inestable, irreversible e impredecible.
A través de sistemas de notación gráfica, pictórica o escultural que los mismos artistas elaboran, se descifran estos movimientos arrítmicos que no están sujetos a ningún orden. Leonardo Da Vinci fue el primer artista al que le llamó la atención este proceso. En su lengua lo denominó “torbolenza”. Estudió y dibujó detenidamente el momento en que el flujo laminar se transforma en flujo turbulento. Es el instante en que remolinos, espirales, volutas y otros motivos brotan en un estado de constante florecimiento.
Orden y desorden quedan unidos en «Turbulences» con máquinas, imágenes, procesos físicos, esculturas, instalaciones y sonidos. Obras que indican el desarrollo de procesos, configuran sistemas inestables, formas en constante generación de las que nacen vórtices, fluctuaciones y aceleraciones.
Encontramos obras, por ejemplo, como los ventiladores y turbinas que producen torbellinos de aire o líquido de Atilla Csörgo, un muro que parece licuarse de Loris Cecchini, esculturas que evolucionan en función de las variaciones en los campos magnéticos de Sachiko Kodama, olas y flujos mecánicos de Élias Crespin, un campo de colores que se arremolinan de Miguel Chevalier y que se exploran a través del cuerpo y la mirada, mutaciones de píxeles por parte de Angela Bulloch…
Una atractiva e ingeniosa alternativa, maravilla del arte, en el Espace Culturel Louis Vuitton de París, del 21 de junio al 16 de septiembre de 2012.