De la Seda.

La leyenda y las joyas de seda de Bulgari para envolver, cuidar y mimar tu cuello.

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«La joven Emperatriz entra en la sala contigua. Sobre la mesa se han dispuesto varios cuencos vacíos y uno grande con una tapa de madera. Un criado se acerca silencioso portando una pequeña jarra de agua hirviendo.

Lei zu, la joven emperatriz se sienta al pie del balcón sobre los jardines al tiempo que una criada destapa el cuenco grande y con delicadeza selecciona varias hojas de té de su interior que desmenuza en un mortero antes de introducirlas en el agua caliente. Pasados varios minutos acerca a la joven Emperatriz un cuenco vacío y lo llena.

Un golpe de viento se levanta y un remolino de hojarasca revuelve la estancia brevemente dejando en la taza de té de la Emperatriz un capullo de gusano de los que más tarde se convierten en una gran mariposa.

A sus catorce años, la joven Emperatriz, está llena de curiosidad e intenta cogerlo de entre el agua caliente del té. Con sus delicados dedos logra asirlo de un estremo y comienza a desenrollar hasta que a sus pies queda un pequeño montoncito de fino y brillante hilo. A su tierna edad la joven Emperatriz es ya una gran tejedora y teje de aquél una tela exquisita y hermosa ante la que su marido el Gran Emperador Huang di queda impresionado por no haber conocido ni visto nunca antes tela alguna de tanta calidad y belleza que es digna de Dioses.»

La ruta de la seda no era una sola. Diversos caminos y medios de transporte llegaban a occidente desde el interior de China donde se guardaba el secreto y la técnica, se cultivaba y tejía la seda desde al menos el XXVII a.C. De Chang’an a Roma, la seda se convertiría desde el 110 a.C en uno de los más preciados tejidos del mundo conocido.

Sería extraño para Bulgari (Roma, 1884) que tan excepcional tesoro no acompañara a sus colecciones con piezas como éstas, joyas de seda para envolver, cuidar y mimar tu cuello con más cuidado y delicadeza que el más magnífico y bello de los collares.

http://www.bulgari.com/

Huang di, era uno de los Cinco Emperadores (y tres dioses) de la mitología China a los que se les atribuye el gobierno del territorio antes de los Xia, la primera Dinastía. Se le conoce como el Emperador Amarillo, y se le atribuye la creación de la medicina tradicional y los caracteres chinos. La leyenda cuenta cómo Lei zu, su concubina, la joven emperatriz de catorce años creó el arte de tejer la seda y con el apoyo de su marido enseñó a los chinos a tejerla.

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