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En brazos del Gran Hotel.

Más de 60 años después, el Mencey sigue siendo testigo de la vida social más glamourosa de Santa Cruz de Tenerife.

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La historia del Hotel Mencey comienza en 1945, cuando el capitán general de las Islas Canarias, Francisco García Escámez e Inisesta, se propuso llevar turismo exclusivo a Santa Cruz de Tenerife. Financiado con los impuestos que generaban las mercancías que llegaban al puerto de la capital insular, tardó cinco años en ser una realidad, en un palacete romántico junto al Parque García Sanabria, uno de los jardines botánicos más bonitos de España.

Desde la Familia Real española a estrellas de cine como Richard Burton, Sofía Loren, Elizabeth Taylor o Jacqueline Bisset, por el Mencey ha pasado lo más granado de la sociedad. Hoy, tras una profunda remodelación que realizó Iberostar, sigue siendo un testigo excepcional de la vida social tinerfeña. Las zonas comunes del establecimiento, declaradas Bien de Interés Cultural, se han cuidado al máximo para que no pierdan su interiorismo de los años 50. Es en las habitaciones donde más se ha cambiado, y a mejor, ya que se han ampliado a costa de perder 30 de ellas. Ahora, las 261 que lo componen cuentan con conexión de mp3 con salida de audio a toda la habitación (baño incluido) y han sido completamente insonorizadas para asegurar el descanso.

Pero el Mencey, que también alberga un casino (con área separada para el Black-Jack y la ruleta americana), destaca también por su gastronomía, en la que están muy presentes los ingredientes propios de las islas. Así, destaca el brunch del domingo en el restaurante principal, con música en vivo; o la carta de cócteles del Bar Iballa, que se quiere configurar como la mejor alternativa after work de Tenerife.

Una experiencia señorial que se integra a la perfección con la ciudad y que se aleja de la típica estampa de Canarias y sus playas. Este invierno, a partir de 80 €/noche.

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D

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