A buen recaudo.

Todos tenemos secretos que guardar, también objetos únicos que son para nosotros imperdibles por la vida que encierran e incluso alguna piedra preciosa… el brillante del anillo de compromiso o el reloj de pedida, los pendientes de niña, la esclava grabada, el anillo de la abuela, el sello de papá o el camafeo de mamá…

En 1919 Enrst Doettling abrió una tienda a pie de calle en la que comercializaba objetos cuyo fin era la seguridad de nuestros pequeños grandes tesoros, eran sobre todo utensilios de cerrajería y cajas de seguridad. Ernst fue la primera generación y tras él tres más hasta hoy cuando, con Markus Doettling al frente del negocio, aquella pequeña tienda se ha covertido en una compañía puntera en lo que la tecnología aporta a la seguridad de nuestros objetos y también en cuanto al diseño de tales útiles que no parecen, en muchas ocasiones, lo que son ni lo que guardan.

La última propuesta de la firma alemana no es un llamativo mueble de diseño único que nadie imaginaría esconda caja de seguridad alguna, ni tampoco recupera diseños de leyenda de cofres del tesoro renacentistas, se trata de una propuesta más pequeña y no menos útil: un cilindro de 4 kilos de peso, 35 centímetros de largo y 13.5 de diámetro a prueba de manos que gustan de lo ajeno.

Se trata de un bolso que puedes guardar en la maleta o colgarte al hombro, con su cuidado revestimento en piel nadie imaginará que, bajo él, se encuentra un cilindro compuesto en una aleación de materiales de tal seguridad y dureza que su fórmula se guarda en Doettling bajo llave; tampoco que dispone de GPS para que encontrarlo resulte siempre cosa fácil, ni que eres tú el único que conoce el código de tres dígitos que da acceso a los secretos que esconde.

Además podrás personalizar el diseño, incluso grabarlo, para que tu The Guardian sea único, y guardar en él hasta seis relojes, joyas, dinero en efectivo, documentos… tus tesoros y secretos más queridos y valiosos que permanecerán así a buen recaudo en sus traslados y tus viajes.

The Guardian es todo un discreto alarde del lujo, sí, pero… ¿y si tuvieses en tu poder un décimo premiado del próximo sorteo de Navidad?