Un hotel acariciando el cielo de Córdoba.
“Una vez más, uno comprende que en esta tierra se le hayan quedado enredados para siempre el corazón y la memoria”
“Una vez más, uno comprende que en esta tierra se le hayan quedado enredados para siempre el corazón y la memoria”. Así declaraba Antonio Gala su amor por la ciudad de Córdoba, evocando un lugar de magia y sentimiento, como la tierra andaluza. Sensaciones así sólo las transmiten ciudades que han recogido la riqueza de cada una de las civilizaciones que se asentaron en ellas. Córdoba es una de estas ciudades, que desde los primeros asentamientos en los siglos IX y VIII a.C. ha visto pasar por sus tierras a fenicios, griegos, romanos, musulmanes y cristianos que la convirtieron en una cuna científica y cultural a orillas del Guadalquivir.
¿Y qué mejor que conocer Córdoba desde el cielo? El casco urbano esconde un nuevo hotel para sentir y descubrir de una forma diferente: El Balcón de Córdoba. No es un hotel cualquiera, es un edificio del siglo XVII que reúne la herencia de las culturas que han recorrido la ciudad. El patio empedrado nos da la bienvenida a un ambiente diferente, donde el susurro de las fuentes con decoración romana abre las puertas a estancias con inspiraciones islámicas y castellanas. El Balcón de Córdoba cuenta con diez habitaciones con referencias a la mitología mediterránea, tonos claros y materiales nobles, que se abren entre las celosías del patio y las terrazas al exterior.
Y son precisamente las terrazas las que dan nombre al hotel, porque desde la mayor de ellas, en el torreón, se encuentra un balcón para contemplar la vista de la ciudad. Teniendo en cuenta que el hotel está a escasos metros de la Mezquita-Catedral, el torreón nos invita a actuar como vigilantes del conjunto monumental y la torre de la catedral. Vigilantes-huéspedes acariciando el cielo de Córdoba.