París, fin de siglo: la vanguardia francesa de finales del siglo XIX se traslada al Guggenheim Bilbao.
La exposición se centra en las innovaciones radicales del Neo-Impresionismo, el Simbolismo y los nabis, y en el auge de la estampa en la década de 1890.
El Museo Guggenheim Bilbao presenta París, fin de siglo: Signac, Redon, Toulouse – Lautrec y sus contemporáneos, una exposición que aborda la escena artística parisina centrándose en las vanguardias francesas de finales del siglo XIX. La muestra abarca las figuras más representativas del Neoimpresionismo, el Simbolismo y los Nabis.
El fin del XIX en París fue un período marcado por turbulencias políticas y transformaciones culturales. Además, la prolongada crisis económica y los problemas sociales estimularon la formación tanto de grupos de izquierda radical, como de corrientes reaccionarias que se extendieron por todo el territorio francés a lo largo de la década de 1890. Atentados y traiciones provocaron el enfrentamiento entre los extremos sociales y políticos existentes en la Francia de entonces: burguesía y bohemia; conservadores y radicales; católicos y anticlericales; anti-republicanos y anarquistas.
La exposición ahonda en estas vanguardias, centrándose especialmente en algunas de las figuras más destacadas de la época: Pierre Bonnard, Maurice Denis, Maximilien Luce, Odilon Redon, Paul Signac, Henri de Toulouse-Lautrec y Félix Vallotton. Artistas que supusieron una transición entre la ambición de capturar de manera espontánea un momento fugaz de la vida, a los trabajos anti-naturalistas en busca de la emoción, de provocar sensaciones o cambios psíquicos en el espectador.
Se trata de una pintura filosófica, producto de un mundo agitado por los avances de la ciencia y la tecnología. También por los conflictos políticos y territoriales que traía el cambio de siglo. El neoimpresionismo, liderado por Seurat, Signac y el belga Théo van Rysselberghe se centró en el color y el los efectos ópticos de la luz. Por su parte, el simbolismo claramente influido por las corrientes idealistas, se abrió paso a través de las formas, la espiritualidad y el onirismo. Composiciones siniestras como las de Odilon Redon, importante representante de esta filosofía, contrastan de manera radical con las estampas de los nabis (los profetas). Artistas que, como Toulouse-Lautrec o Thadée Natanson, tendían al japonismo, la ilustración o el grabado.
Estos artistas produjeron numerosos carteles y porfolios por encargo de marchantes, entre los que destaca el galerista Ambroise Vollard. Atractivas y brillantes, sus obras eran anuncios efímeros que se exponían por las calles de París. Los transeúntes se dejaban seducir por los retratos de la vida bohemia que en ellos se anunciaban: los cafés-concierto de Montmartre o los famosos actores, incluyendo La Goulue (la glotona) y Jane Avril. La vida, en fin, que acabó por definir el fin de siglo parisino.
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París, fin de siglo. Del 12 de mayo al 17 de septiembre, 2017