Hamburgo, la ciudad de los museos más originales del mundo.
La ciudad alemana sorprende por lo excepcional de sus espacios museísticos, muchos de ellos en zonas rehabilitadas del puerto antiguo. Historia, gastronomía, diseño, náutica... nos divierten y enseñan sin caer en tópicos o en fórmulas aburridas.
Hay un Hamburgo gigantesco y dinámico, el de su puerto, de los más grandes del mundo y que mueve al día un volumen de mercancías ingente. Y hay un Hamburgo más pausado, el que invita a pasear tranquilamente y que, curiosamente, también está rodeado de agua. Es el de los antiguos almacenes, muchos de ellos destruidos durante la Segunda Guerra Mundial y que vuelven a cobrar vida poco a poco como espacios culturales.
En pocas semanas será la gran Filarmónica del Elba la que haga vibrar a toda Europa con la inauguración del que será uno de los templos musicales más importantes del siglo XXI, pero ya hay bastantes otros que también se encuentran entre los principales de su género. Son museos que, por su originalidad, hacen de Hamburgo la ciudad europea con los rincones de exposición más diferentes y divertidos.
Huir de pinacotecas aburridas, de esculturas y frescos… es decir, de lo de siempre, es fácil allí. Y más si se prefiere ir en familia. Estos son algunos de esos museos que no creerás que has visitado, o que existen, y que están todos en la misma ciudad: Hamburgo.
Lo de este museo es récord sobre récord. Un mundo de tres plantas llenos de diferentes escenarios en miniatura que incluye, entre otros, el mayor aeropuerto en miniatura del mundo, un gigantesco espacio de 150 metros cuadrados que se ilumina jugando con el día y la noche y donde más de 100 objetos interactúan independientemente. Además, una treintena de maquetas de tren que imitan lugares de toda Europa por donde pasan docenas de trenes que recorren el propio museo sin freno. Una delicia poder recorrerlas con calma, viendo el detallismo con el que se ha creado cada pieza, cada tren, cada árbol… Eso sí, hay que reservar plaza porque la entrada es limitada y por horas exactas. www.miniatur-wunderland.com
En Hamburgo nació el concepto de crucero de viajes y, al mismo tiempo, fue puerto de salida de muchos alemanes hacia América. Ambas historias se unen en Ballinstadt, una pequeña ciudad en miniatura que se hizo para que esperaran con comodidad los cruceristas que querían embarcarse en los barcos de entonces y que se ha convertido en el mayor testimonio de cómo era la difícil salida y situación de quienes debían buscarse el futuro lejos de allí. Un museo interesantísimo para los amantes de la historia contemporánea y bastante crudo en algunas de sus áreas de exhibición. www.ballinstadt.de
Especializados en los prototipos automovilísticos más importantes del mercado alemán, en este pequeño museo de tres plantas en la zona de los antiguos almacenes es posible ver coches únicos, algunos de ellos tan excepcionales como que solo se encuentran allí. Hay modelos famosos, descatalogados, de prueba e investigación… Un amante de las cuatro ruedas se sentirá como un auténtico niño paseando entre ellos, viendo sus motores, sus ruedas, sus salpicaderos… Y, además de los propios coches, un montón de particularidades en torno al mundo del automovilismo alemán. www.prototyp-hamburg.de
La preciosidad de este gigantesco museo empieza incluso antes de acceder a él. Ocupa el único gran almacén que no fue destruido por el bombardeo a la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que es toda una joya arquitectónica. Pero, dentro, sigue la maravilla. Con 10 plantas, es imposible verlo de una vez, por lo que tocará elegir las zonas que queramos visitar. Puede ser, por ejemplo, la de la mayor colección del mundo de barcos en miniatura, o la de la mayor réplica en piezas de Lego del Titanic (soberbio) o la de barcos en miniatura hechos con oro y ámbar. Todo allí gira en torno al mundo de los barcos. www.imm-hamburg.de
Es el museo del chocolate de Hamburgo y está asociado a la firma Hachez, que es la de mayor tradición en el norte de Alemania. La particularidad de este museo con respeto a otros en Europa que giran en torno al cacao es que, en el Chocoversum, la visita es bastante interactiva. El visitante, niños y mayores, van creando a lo largo de la misma una tableta de chocolate que hacen a su gusto, eligiendo la fórmula, los aderezos, el sabor… y luego, como remate, se la llevan a casa completamente terminada y lista para comer o para regalar. Y todo ello, mientras se aprende un montón sobre el mundo del cacao (por no hablar de su impresionante tienda). www.chocoversum.de
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