La Maison Blanche, un riad en lo más alto de Tánger.

Escondido en las callejuelas de la antigua Kasbah de Tánger, la Maison Blanche es un pequeño paraíso para los que quieren disfrutar de la ciudad marroquí con todo lujo de detalles.

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La ciudad de Tánger sigue fascinando a quien la visita, por su bullicioso puerto, su caótica vida en la calle y su rica diversidad cultural. Su situación estratégica entre Europa y África ha dejado en la capital del Estrecho el legado de las potencias que la codiciaron durante siglos, y que en tiempos más modernos la convirtieron en Zona Internacional y refugio de artistas como Paul Bowles, Henri Matisse o Juan Goytisolo, que encontraron la inspiración a las puertas de Marruecos.

La zona con más encanto es la Medina, la antigua ciudad amurallada, conformada por callejuelas medievales donde se encuentra la plaza del Zoco Chico con sus cafés y hostales, los mercados, la Mezquita Grande y la Kasbah, la parte más alta de Tánger y fortaleza del sultán. Precisamente en la Kasbah se encuentra La Maison Blanche, un riad de lujo con unas vistas magníficas de la ciudad, el puerto y la bahía.

Después de seis años de trabajo, la malagueña Pilar y el tangerino Aziz abrieron en 2014 las puertas de este pequeño hotel boutique. Se aloja en una casa del siglo XIV, cuyo interior ha sido totalmente reconstruido y decorado siguiendo el estilo marroquí, con la ayuda de artesanos locales y el prestigioso diseñador de interiores francés Régis Milcent.

La vida de La Maison Blanche gira en torno a su patio central, presidido por una hermosa fuente de azulejos verdes en forma de estrella, que recibe a los huéspedes con el sonido relajante del agua y el aroma a flores frescas.

El carácter cultural de Tánger está presente en las 9 habitaciones de este riad, que llevan el nombre de artistas, escritores, pintores, viajeros… que vivieron o pasaron un tiempo de su vida en esta ciudad, siendo partícipes de su prosperidad y proyección internacional. De esta forma, podemos alojarnos en la habitación Ibn Batouta, Mohamed Choukri o Henri Matisse.

El talento de Milcent se despliega en cada rincón de los dormitorios, combinando el estilo europeo y el morisco. Sobresalen las puertas de madera talladas a mano, las pinturas y telas de las paredes, las sillas y cabeceros de terciopelo, los arcos de herradura de escayola blanca o los grandes armarios de madera de cedro. Los baños, reconstruidos con mármol de las montañas del Rif, siguen el mismo estilo de la habitación que acompañan y disponen de bañera y jabones hechos en Marruecos a partir de ingredientes naturales aromáticos.

La joya de La Maison Blanche es su terraza, que presume de altura y ofrece las mejores vistas de la ciudad. Éste es el lugar indicado para saborear los desayunos del hotel y planear las visitas a la ciudad. Una vez conocida la Medina, es momento de conocer los Jardines Mendoubia, el Zoco Grande, y de internarse por la Ciudad Nueva, descubriendo lugares como la Plaza de Francia, el Café París, la mezquita de Mohamed V o la Catedral de Tánger.

Sin duda, el Hotel Riad La Maison Blanche es el alojamiento idóneo para descubrir la historia, la cultura y el día a día de la ciudad de Tánger, en un ambiente de lujo hecho para el disfrute de los sentidos.

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