Luhačovice, el secreto termal de los Cárpatos Blancos.

Un rincón donde todo está pensado para el disfrute de los sentidos. Una pequeña ciudad de Moravia del Este que ha hecho del turismo termal un sello de calidad y quietud.

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A apenas una hora y media de Viena, en la región más al sur de la República Checa, encontramos una de esas ciudades que pasan desapercibidas en los mapas pero que esconde todo un tesoro, en este caso del bienestar. Y es que en Luhačovice, en Moravia del Este, se da una de las mayores concentraciones de spas y balnearios del centro de Europa por metro cuadrado.

Sigue la estela de las grandes ciudades termales, como Budapest o Praga, pero aquí, al ser un lugar pequeño, todo está cuidado al detalle, con mimo. Es por ello que los hoteles ofrecen todo tipo de lujos. Pensada como ciudad balneario de escapada para vieneses y praguenses (la capital checa se encuentra algo alejada, ya que hay que recorrer todo el país, unas cuatro horas de camino por carretera), su avenida principal ya deja claro que aquí se viene a disfrutar de sus aguas, sus masajes, sus baños de vapor y una rica gastronomía.

Ejemplo de ello es el hotel Alexandria, en el centro de la ciudad (desde 145 €/hab. doble). El complejo se divide en dos áreas, dos edificios contiguos conectados por una amplia zona en la que se encuentra precisamente el balneario. La zona spa y wellness cuenta con una gran piscina que, siguiendo las indicaciones que ya nos da el nombre del establecimiento, ha sido decorada siguiendo el modo egipcio, con grandes columnas.

Además, hay que añadir un jacuzzi, varias zonas de baños de vapor a diferentes concentraciones y temperaturas, así como una sauna finlandesa donde es requisito entrar sin traje de baño (se facilitan toallas y telas a modo de túnica).

Imaginarse allí a Cleopatra no es difícil, pero tampoco a Sissí, pues Moravia del Este era lugar de ocio para ella y su marido, el emperador, cuando querían organizar jornadas de caza (algunas con la visita del mismísimo zar ruso). Seguro que la corte vienesa aplaudiría el buen hacer gastronómico del restaurante de lujo del hotel, donde las mesas tienen cenas doradas siempre encendidas y los camareros están atentos a cada detalle.

Los platos son delicados, con una presentación gourmet de lujo, bien para una rica remolacha preparada con virutas de queso o para una mousse dulce de crema de nuez con pera al vino. Y todo regado con vino moravo o, si se desea, internacional.

Cerca de la frontera con Eslovaquia, Luhačovice se encuentra en un valle y sus 5.500 habitantes disfrutan de un clima frío pero más agradable que sus vecinos en plenas montañas. Con ferrocarril que la conecta con Brno y otras ciudades del sur de la República Checa, la mayoría de sus complejos balnearios se empezaron a levantar tras la Segunda Guerra Mundial, así como reabrieron todos los que cerraron sus puertas con la ocupación nazi de Checoslovaquia.

Hoy es una ciudad perfecta para conocer desde allí los palacios y castillos de Moravia del Este, así como disfrutar de un día de relax si se tiene la suerte de contar con varios días y queremos darnos un capricho cerca de Viena y a un precio mucho más asequible que la capital austriaca.

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