Mazzini 31, un hotel para sentirse un noble italiano.

La hospitalidad italiana no tiene límites tal y como conocemos. El trato, las sonrisas, el acento, la gastronomía y los rincones mágicos en los que uno puede tanto disfrutar de una agradable cena como esperar con impaciencia el amanecer son solo algunas razones de peso por las que viajar a Italia merece la pena.

Cualquier ciudad es buena aunque aquellos que buscan la tranquilidad es recomendable que opten por un destino no demasiado masificado. Y para ellos la mejor opción puede ser una pequeña localidad, por ejemplo alguna de la región de Umbria, ¿por qué no? Monteleone D’Orvieto es uno de los lugares más bellos del valle de Chiana y su excepcional ubicación permite a todos los viajeros que se acerquen hasta el lugar visitar Roma o Florencia, que se encuentran a menos de dos horas de distancia.

Es aquí donde está situado Mazzini 31, una residencia que respira elegancia por todas sus paredes y cuyos orígenes son nobles. Se trata de una casa lujosa y con aire romántico que en su día fue un palacio medieval y posteriormente, en el año 1800, se convirtió en una residencia nobiliaria. Está situada sobre un alto desde el cual se tienen unas vistas majestuosas que dejan prácticamente sin aliento a todo aquel que las contemple.

Está compuesta por tres dormitorios, una agradable terraza, una piscina climatizada con jacuzzi, una bodega privada, internet y todo tipo de accesorios como lavadora, lavavajillas, cocina completa, biblioteca y servicio de limpieza. Está pensada para un máximo de ocho personas que quieran disfrutar de unas vacaciones singulares a muy poca distancia de la Toscana.

Porque, además, se pueden concertar rutas para conocer el vino de la zona, masajes privados, clases de codina y otro tipo de actividades para amenizar los días de estancia. Un auténtico tesoro con paredes que han vivido cuatro siglos y hoy albergan muebles de diseño mezclados con una decoración clásica y sobria. Varios mundos en uno para disfrutar de Italia y de su hospitalidad.