El Hotel Meurice de París vuelve a brillar.
Después de superar un año muy difícil, el Hotel Meurice vuelve a estar a la cabeza de los hoteles de lujo parisinos.
Después de superar un año muy difícil, el Hotel Meurice vuelve a estar a la cabeza de los hoteles de lujo parisinos. Nadie esperaba en mayo del 2014 que el sultán de Brunei, dueño de la agencia de inversiones de Brunei, Dorchester’s Collection, hiciera pública su intención de imponer la «sharia» en el sultanato, si bien de manera gradual. La Dorchester’s Collection es propietaria y gestora, además del Hotel Meurice, otros tan relevantes como el Plaza Athénée en Paris, el Richemond en Ginebra, el Beverly Hills Hotel y el Bel-Air en Los Angeles, el 45 Park Lane y el Dorchester en Londres, el Eden en Rome, el Principe di Savoia en Milan y el Coworth Park en la campiña inglesa, cerca de Ascot.
Las repercusiones no se hicieron esperar y personajes como Anne Wintour o François-Henri Pinault, la mismísima realeza británica (aunque durante apenas un mes), y muchas actrices de Hollywood, boicotearon los hoteles del sultán por considerar inadmisible semejante imposición. Los cinco mil empleados de la corporación veían su puesto de trabajo peligrar de haberse aplicado la medida. Afortunadamente en Francia la repercusión no fue tan sonora, copn la excepción de determinados personajes de la moda anglosajona que reservaron en otros hoteles y el Meurice pudo mantenerse a lo largo del 2014.
Las obras en el Plaza Athénée de París, que reabrió el pasado otoño, y la renovación del Ritz, que aún permanece cerrado, han favorecido al tradicional Hotel Meurice, que tuvo que rechazar clientes las pasadas Navidades por encontrarse sobrepasado. Nadie lo esperaba.
Además de 180 años de tradición, del enclave fabuloso en un palacio de las Tullerias parisinas, el Meurice, que lleva el nombre de su creador, cuenta con un auténtico mago a los fogones, Alain Ducasse, galardonado con varias estrellas Michelin, y la decoración de Phillip Stark en su restaurante Dali.
Como decía el poeta Léon-Paul Fargue en 1935: «En los hoteles, hay clientela mala, buena, y la del Meurice«.