Resort de lujo y esquí en Utah.

A apenas media hora del aeropuerto de Salt Lake City, la localidad de Park City no es una más de Utah. Se trata del epicentro del nuevo lujo blanco, que en Estados Unidos ya no es solo sinónimo de Aspen (Colorado). Con tres centros de esquí de la mejor calidad: Canyons Resort, Park City Mountain Resort y Deer Valley Resort; venir hasta aquí supone tener la posibilidad de deslizarse por 3.800 hectáreas de pistas y terrenos en los que se encuentra la considerada una de las mejores nieves del mundo.

Es en la tercera de las estaciones donde se encuentra uno de esos resorts que difícilmente se olvidan tras visitarlo: el Montage Deer Valley. Con una decoración interior basada en la artesanía tradicional y, sobre todo, el trabajo en madera, no faltan habitaciones con su chimenea clásica ni balcones o patios en los que disfrutar de vistas a las montañas que más tarde tendremos la oportunidad de conocer mientras esquiamos en ellas.

Inaugurado en 2010, es uno de los resorts de montañas más lujosos de Estados Unidos. Sus 154 habitaciones y 66 suites (algunas de hasta 300 metros cuadrados de superficie) están pensadas para el descanso antes y después del disfrute de la nieve. Es por ello que no faltan velas y aceites esenciales para darse un relajante baño en cada cuarto, cómodos albornoces o la última tecnología multimedia para quedarnos plácidamente dormidos frente a un gran televisor junto a la cama.

Su spa es también prueba de que aquí se viene a disfrutar. Con varias piscinas, 29 salas de tratamiento y áreas de relajación separadas por sexos, cuenta con salas de baño de vapor y duchas Vichy, así como circuitos termales e hidroterapia.

Fuera de temporada de nieve, este resort de lujo acoge a aficionados de deportes que exigen plena naturaleza como el ciclismo de montañana, el senderismo, la escalada o la pesca con mosca. Y es entonces cuando se puede disfrutar de su gran piscina exterior, que en invierno, aunque queda genial en las fotos, pierde terreno con respecto a su ‘hermana’ interior. Quizás, la solución es ir dos veces el mismo año, probar ambas, y decidir cuál nos gusta más…