El paraíso del Índico.
El tiempo parece no haber pasado por la naturaleza de Madagascar. La isla es un abanico de contrastes, paisajes increíbles y flora y fauna sin igual.
Con 5.000 kilómetros de costa y un interior montañoso y fascinante, la isla de Madagascar se ha convertido en el destino preferido por los ecoturistas que buscan un contacto directo y diferente con la Naturaleza. En este rincón del Índico africano se encuentran especies endémicas e incluso aún no se ha completado el mapa de flora y fauna, ya que sus selvas están llenas de secretos.
En Madagascar es posible disfrutar de una playa paradisíaca llena de cocoteros, pero también hacer cicloturismo por carreteras que atraviesan desiertos o realizar una excursión por medio de algún parque natural selvático. Es este contraste de paisajes lo que permite entender que haya 19.000 especies vegetales (1.000 de ellas, orquídeas), algunas de ellas prehistóricas; o que los dos tercios de especies de camaleón sean de aquí.
Imprescindible es la visita a Isalo o los Tsingy de Bemaraha, obras de arte provocadas por la erosión; o la bella bahía de Diego Suárez y su monte Pan de Azúcar; o los campos de La Sava, al noroeste, donde todo gira alrededor de la vainilla… Y mientras, disfrutando de la gastronomía malgache, donde aún cocinan como sus ancestros para conseguir Ravitoto, hojas de mandioca cocidas con carne de cerdo; o el Romazava, un caldo hecho con hojas y carne de cebú.
Llegar a Madagascar no es demasiado complicado. Hay vuelos directos con París y algunos touroperadores ofrecen la posibilidad de hacer antes una parada, nada desdeñable, en Mauricio, a partir de 1.100 €/pasajero. El destino merece la pena.
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