Hablamos con Yann Garmard, responsable de Glashütte Original, Swatch Group Alemania y Swatch Group Países Nórdicos. La pasión por los relojes Glashütte Original de Yann Garmard.

Un apasionado de los relojes que contagia su fascinación por estas máquinas perfectas en miniatura. Infalibles siempre, incluso ante el líder norcoreano Kim Jong-un que les plantea un desafío.

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Y llegó el día en que tuve un Glashütte Original en la mano y, además, explicado tan minuciosamente como puede ser posible, por Yann Garmard que no sólo es miembro del Comité de Dirección de The Swatch Group, también ostenta los cargos de responsable de Glashütte Original, Swatch Group Alemania y Swatch Group Países Nórdicos (Alemania, Finlandia, Suecia, Noruega). Además de ser responsable del Centro Europeo de Distribución (EDC).

Ni más ni menos que una de las personas más importante en el mundo de la alta relojería, que viene de una de las manufacturas más particulares y exclusivas del mundo, me habló de su experiencia, de cómo nació su amor por los relojes y algunas anécdotas que hacen de un Glashütte Original, algo aún más grandioso de lo que sospechaba.

Desde el inicio de la charla, Mr. Garmard se mostró tan abierto, tan encantador y generoso al contarme sobre sus relojes que empezó a desvelarme sus secretos nada más comenzar.

Si bien es una marca que tradicionalmente se la relaciona más con el mundo de las máquinas del tiempo masculinas, Yann me comenta que en todos estos años, Glashütte Original ha vendido más relojes a las mujeres que a los hombres. Y aquí llegó la primera de todas las curiosidades que me iría a contar Mr. Garmard ese día.

La manufactura está en la zona de Sajonia, un área que históricamente ha sido golpeada por 3 Guerras y sus consecuentes crisis económicas, sin embargo en todos estos años no ha perdido ese carácter artesanal e independiente. «Cada vez que hemos muerto, hemos renacido de nuestras propias cenizas.», me dice. De hecho dentro de todo el Grupo Swatch, son los únicos que se encargan de crear cada una de las piezas que componen estos fascinantes domadores del tiempo.

Esta independencia les permite crear relojes únicos, marcados por el alma alemana de diseño. Como el que Yann estaba llevando en ese momento. Una máquina del 1965. con una estética muy precisa, sin florituras excesivas. ¿Quieres un reloj? A simple vista lo tienes. Pero échale una segunda mirada a un Glashütte Original y saldrán a la luz miles de detalles que hacen que ese reloj que parecía austero, sea simplemente magnífico.

Y él paraliza el momento detallándome las particularidades de la línea femenina Pavonina, con estilo vintage: «una caja de tres piezas, su cuadrante no es completamente plano, si lo miras bien, tiene una curvatura tan fina, tan delicada… A simple vista es un buen reloj, pero su curvatura es la que se adapta perfectamente a la muñeca femenina. Y es que es un reloj que está desarrollado por una mujer, para mujeres, con mujeres.

 «Cada vez que hemos muertos hemos renacido de nuestras propias cenizas.»

«Estamos locos, cada pieza la hacemos nosotros. Estamos locos, porque si la compráramos a otro fabricante, saldría mucho más barato. Aunque ya no sería un  Glashütte Original. No, como entendemos la marca hoy en día.»

En general y sin caer en tópicos de mujeres contra hombres, Garmard sigue «sólo te puedo decir que, en general, el hombre busca encontrar detalles… como cuando un hombre compra un automóvil y abre el capó y se fija a ver qué encuentra.

La mujer, en cambio, no compra un automóvil si no es de una marca reconocida, de calidad. Aunque con la marca no sea suficiente, también debe sentirlo, debe vivirlo y sentirse cómoda en él, debe oler bien, verse bien… Hay muchas cosas que las mujeres esperan de un producto que a los hombres ni les interesa.

-¿La mujer busca más una experiencia?

-Sí, la mujer tiene muchas más facetas, tiene roles diferentes -muy diferentes- entre sí. Lleva mucho más trabajo, más cuidado, más detalles, para satisfacer a una mujer que a un hombre. Nosotros, cuando salimos al mundo por quinta vez, después del muro del Berlín, nos tuvimos que explicar al mundo. Como relojeros, estamos aquí, hemos hecho complicaciones para hombres (calendario perpetuo…) cosas que a la mujer no le interesan. Y nos habíamos olvidado también que teníamos todo un mercado de mujeres que a nosotros nos gusta. Nos gustan las mujeres y a las mujeres les gusta Glashütte Original.

«Estamos locos, cada pieza la hacemos nosotros…»

Cuando sientes uno de nuestros relojes, por ejemplo uno que tenemos con diamantes, ¡la sensación es increíble! La estética, la experiencia, no sólo va en el ojo, lo sientes en la mano… en todo el cuerpo.

Para los relojes femeninos también tenemos nuevas creaciones en las que jugamos con colores. En nuestra fábrica tenemos tres edificios, uno es para las esferas… Y
cuando puedes jugar con la esfera, es un placer. Porque puedes divertirte creando las complicaciones que quieras. De lo contrario tienes que ver lo que hay disponible en el mercado, lo que tiene el proveedor. Eso te limita mucho. Y como nuestros artesanos desarrollan sus propias piezas, desarrollan también su propio futuro. Y además, si algo no funciona, aprendes y en el camino siempre surge algo diferente.

Hablando de creaciones,  Yann Garmard estaba en Madrid con motivo de la presentación del nuevo Senator Excelente Calibre 36. Y muy orgulloso del nuevo diseño que acaban de terminar sus artesanos, me cuenta que parte de esa maravilla es que  han logrado elevar el nivel de la pieza central, la madre… porque a partir de aquí, se abre un nuevo camino completamente diferente en esta línea…

-Pero ¿cómo se hace para crear un reloj? ¿Se piensa en una necesidad o en un determinado perfil de persona? ¿O la innovación los va llevando a descubrir qué es lo próximo que se viene?

-Pensamos en la línea completa que queremos hacer y luego la desarrollamos en dos direcciones: diseño y gustos del cliente. Porque hay perfiles a los que les gusta algo más creativo, es alguien que no tiene miedo de distinguirse un poco, aunque siempre muy elegante, limpio y un poco más clásico . Y cuando desarrollamos una línea, ya la concebimos pensando en las complicaciones futuras. Además de la estética, en un Glashütte Original observa las texturas, impresionan, son muy diferentes.

-¿Siempre te han gustado los relojes?
-Cuando te metes en el mundo de la relojería te atrapa, te cautiva… Es un mundo particular, ¡hay tanta emoción! En realidad, si lo piensas es un trozo de metal. Pero la diferencia es la emoción con la que está hecho. Es un mundo pequeño pero tan especial.

Y nuevamente Yann detiene el tiempo en los detalles. Y me habla de la diferencia entre un reloj y un coche. Porque hacer una máquina del tiempo es mucho más complicado que un cuatro ruedas.

«…si lo piensas es un trozo de metal. Pero la diferencia es la emoción con la que está hecho. Es un mundo pequeño pero tan especial.»

«Tú utilizas tu automóvil una hora… dos horas al día. Y un reloj lo llevas todo el tiempo, funciona las 24 horas, todos los días. En cambio el coche, sólo cuando lo usas
y vas a hacer el service cada 30.000 km. Un reloj funciona, funciona y funciona. Antes de lo 5 años no necesitas, seguramente, un service. Es decir, somos especialistas en cosas muy pequeñas y que perduran, que siguen tu vida.»

-Y tienen que acompañar tu estilo de vida…

-Por supuesto y con mucha calidad. Y eso es muy alemán. – Y Yann ríe sinceramente.- Eso es lo fundamental. Porque es fácil hacer un reloj. Si tengo mucho espacio, puedo poner muchas cosas en mi reloj… El problema es que es algo tan pequeño, tan preciso y es que está funcionando todo el tiempo… Así que cuando entras a este mundo, te enamoras.

Y ahí, hablando desde su pasión, me contagia el amor por los relojes. Su fascinación se hace mía. Así como la pasión que siente por el trabajo de cada una de las personas que crean, meditan y ponen en marcha estas fabulosas miniaturas del tiempo. «Cuando trabajo, la gente que es importante son los artesanos, los diseñadores… todos los que construyen en reloj. Ellos son los que vienen creando Glashütte Original desde hace más de 170 años. Lo mío es ayudarles a ponerlo en el mercado.»

-¿Las innovaciones, como las presentadas en Basilea 2016 en este Calibre 36, surgen desde los artesanos o de vosotros, que van viendo necesidades en el mercado?

-Es muy difícil determinarlo. La innovación es posible cuando tienes a todos los profesionales juntos, cerca. Y cuando pueden trabajar en conjunto. Tienes tan poco espacio para poner algo nuevo, que todos tienen que estar de acuerdo en que todo funcionará y que tiene sentido. Y por supuesto, también es algo que tiene que funcionar para quien luce un Glashütte Original. En realidad, la innovación viene del hecho de que no tienen miedo.

Y de esas máquinas con esa precisión absoluta, surge la segunda anécdota. Porque ellos pueden manejar el tiempo, pero no la realidad. «Hemos desarrollado un reloj que es muy fácil de usar y que puedes ajustarlo a los 37 husos que hay en el mundo. Que te da la hora en cada uno de los husos y también el tiempo del que te encuentras: verano o invierno. Todo eso se ajusta desde la corona y su utilización es muy simple.

En realidad, la innovación viene del hecho de que no tienen miedo.

Hasta ahí, todo fenomenal. Pero 3 meses después del lanzamiento, Kim Jong-un decide decretar su único huso horario. Y ¿sabes qué?…  adaptamos el reloj para el nuevo uso horario de líder norcoreano. Bien. Dos meses después, unas islas del también cambiaron… Asi que vuelta a empezar.»

Esa, también es parte de la grandeza de esta marca. Nada es preciso, nada es exacto si no cumple totalmente con su objetivo. «Primero se trata de un desafío y luego, de adaptarse al tiempo.»

No me extraña que el mundo pequeño que controla cada minuto del día haya cautivado tanto a Yann. «Glashütte Original, tiene un movimiento fascinante y es algo que quieres mostrar.» Y me muestra su segundo reloj que luce en ese momento una pieza de la línea Panolnverse. «Una maravilla en la que puedes quedarte absorto mirando su interior. Porque pasabas 5 minutos mirando la hora y 25 mirando los movimientos… son fascinantes. Y entonces nos preguntamos ¿por qué no lo hacemos al revés? ¿Por qué no ver los movimientos en la esfera?»

«Primero se trata de un desafío y luego, de adaptarse al tiempo.»

Y sus brillantes ojos claros brillan aún más, como si la pasión quisiera escapársele por la mirada «¿Sabes por qué no es tan simple lograrlo? Porque no se trata sólo de darlo vuelta. Si lo haces, los segundos van hacia la izquierda, no hacia la derecha. Entonces hemos desarrollado un cuerpo en el que se ve el corazón. Un desarrollo original y me gusta… Es fantástico. ¡Han desarrollado un movimiento que funciona completamente al revés. Es un trabajo increíble, enorme, lograrlo!»

Y entusiasmándome con sus palabras continúa «Al mismo tiempo no sólo es una funcionalidad fantástica. Sino que a nivel estético es fabuloso.»

El hombre que dirige las máquinas del tiempo, el mismo que lo detiene para regodearse en sus detalles. Él mismo… ni más ni menos que Mr. Yann Garmard, no puede hacer nada contra las agendas y el tiempo se acaba. Me apuro a preguntarle si hay alguna anécdota, alguna historia más. Y él, generoso detiene los instantes para contarme:

«¿Has visto que nuestros relojes tienen la «GG»? Simbolizan lo que somos. La 1º «G» representa los años anteriores y la 2º significa lo nuevo. Porque no hay miedo de probar nuevos material, afrontar nuevos desafíos… Y lo que más me gusta de Glashütte Original es lo que aún no ha salido al mercado, lo que estamos desarrollando.»

-¿Entonces ya están trabajando en el futuro?

-Sí y es fantástico. Cuando escucho en lo que están trabajando, yo me enamoro. ¡Son locos… pero son alemanes!

Indefectiblemente el tiempo se agota. Aunque recojo el guante que lanzó Mr. Yann Garmard con su invitación a conocer su manufactura y el museo de Glashütte Original. Algo que, intuyo, me enamorará más de los relojes. Gracias, Mr. Garmard.

 

 

 

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