6 libros que te harán olvidar a Grey.

Escritos en tiempos en los que hablar de sexo era una auténtica afrenta a la moral.

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Desde que Grey y sus sombras invadieron el panorama editorial tengo la sensación de vivir en una especie de surrealismo abstracto que me descoloca. Me explico. ¿Acaso antes de la tiranía del marketing y los totalitarismos del mundo globalizado no existían hombres (y mujeres) dispuestos de desatar pasiones e incendiar las almas más gélidas? Digo yo que sí…

Y si no que alguien me aclare de dónde surge un anhelo tan explícito, un apetito tan primitivamente tentador: Sus caricias poseían una extraña cualidad. Unas veces eran suaves y evanescentes, otras, fieras; como las caricias que Elena había esperado cuando sus ojos se fijaron en ella; caricias de animal salvaje.

Este párrafo, escrito allá por el 1940, se lo debemos a Anaïs Nin y no es más que un tibio aperitivo de lo que esta controvertida escritora nos ha narrado con su lenguaje bello, directo, descarnado, absolutamente explícito, pero no por ello menos literario. Porque cuando se trata de leer erotismo yo prefiero el literario. Y cuando digo “literario” me refiero al arte de escribir, ese arte sublime de combinar la palabra capaz dejarnos sin aliento.

¿Un ejemplo? Seis, mejor. Y todos ellos escritos en aquéllos tiempos –algunos remotos y todos bien alejados de circos mediáticos– en los que hablar de sexo y de manera tan tajante era poco menos que sacrílego, indecoroso, lascivo, libertino. Una auténtica afrenta a la moral imperante. Pero estos autores no se cortaban. Ni un pelo.

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    El amante. Marguerite Duras

    Una de las novelas menos difíciles de Marguerite Duras, escritora francesa nacida en Saigón cuya infancia y adolescencia marcaron prácticamente toda su producción literaria. Con “El amante” obtuvo el Premio Goncourt de 1984 (año de publicación de la novela). La destrucción, el amor, la alienación social, son palabras clave en la vida de Marguerite Duras que se detectan en toda su obra. Personal, difícil, controvertida. El argumento tiene todos los ingredientes para ser pasto del escándalo: las relaciones íntimas de una niña blanca de 15 años con un joven comerciante chino en el Vietnam de los años 20. Una bomba.

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    Jing Ping Mei. El erudito de las carcajadas

    Anónima y subersiva, Jing Ping Mei -cuyo título juega con los nombres de tres de los personajes femeninos Pan Jinlian, Li Ping’er y Pang Chunmei en torno a los cuales gira la acción- fue creada exclusivamente para escandalizar. Deliberadamente. La novela cuenta las andanzas de Ximen, un nuevo rico dispuesto a acumular prestigio social, experiencias sexuales y mayores riquezas a cualquier precio. Su ambición no tiene límites como tampoco lo tienen las descripciones, la fantasía, los pasajes eróticos en los que el acto carnal, los juegos y las crueldades que lo acompañan se describen con gran riqueza de matices procaces. Sutiles únicamente por la forma narrativa oriental. Nada más.

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    La ingénua libertina. Colette

    Minne, una bellísima joven de cabellera de fuego e idolatrada por su madre, recibe una estricta educación que ella obvia constantemente en su búsqueda insensata (o sensatísima) de aventuras apasionadas y placeres prohibidos. Poco se le pone por delante para lograrlo. Sidonie Gabrielle Colette, (Saint-Sauveur-en-Puisaye, 28 de enero de 1873 - París, 3 de agosto de 1954) fue periodista, escritora, asesora de belleza, emprendedora, revolucionaria, amante. Una mujer avanzada –demasiado para su tiempo- que alborotó el panorama literario con protagonistas femeninas poco convencionales y que más de una vez tuvo que firmar con seudónimo.

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    Historia de O. Pauline Réage

    Publicada por primera vez en 1954, prohibida durante décadas y considerada una de las cumbres de la literatura erótica contemporánea, la Historia de O narra una historia de sumisión y sado realista, dura a veces, impactante. Aunque el corazón de la obra se concentra realmente en la protagonista. En su evolución. El libro comienza cuando René traslada a O hasta Roissy, donde aprenderá a complacer y a ser esclava de los requerimientos de su amante. Todo es consentido. A partir de ahí, ella asume, accede pero en fondo nadie llega a someterla del todo.

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    El amante de Lady Chaterley. D.H. Lawrence

    Una historia de infidelidad que no juzgo ni justifico. Pero hay que reconocer que el pobre Sir Clifford era un auténtico petardo. No hay más que leer los diálogos que mantenía con sus amigos para caer en el más profundo sopor. Y claro, la infeliz Lady Chaterley se funde en el tosco abrazo de Mellors, el guardabosques -personaje que tampoco me entusiasma, todo sea dicho, tan burdo él y tan seco-. Aunque siendo realistas, tampoco tenía Connie mucho más donde elegir. Pero creo que en el fondo, lo que D.H. Lawrence pretende resaltar más allá de erotismo es el derecho de Connie (de la mujer en general) a romper con los prejuicios, a vivir su propia vida. Desencorsetada, libre. Un visionario, vaya.

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    Delta de Venus. Anaïs Nin

    Desde luego, yo no lo calificaría de pornográfico. Ni mucho menos. ¿Expreso? Rotundamente. Delta de Venus nace a raíz del encargo de un excéntrico coleccionista de libros que insistía en pedir «menos poesía» y descripciones más explícitas. Aunque Anaïs Nin escribió estos relatos hacia 1940 no vieron la luz hasta varias décadas después. Demasiado avanzadas para la época, sus narraciones ofrecen una versión libre de las relaciones humanas; una visión en la que el erotismo y el ansia de placer no excluye la belleza, el sentimiento, la amistad y la búsqueda de la autenticidad.

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