The East.
La cosa va de que una joven empleada de una gran compañía (interpretada por Brit Marling) se infiltra en un grupo ecoterrorista...
Viendo las noticias de un tiempo a esta parte, es difícil no ponerse a buscar en Google o la Wikipedia algo parecido a «Instrucciones para usar el mundo». Lo que es justo y bueno un día resulta ser malo al siguiente, y lo que nos parece una noticia del mayor alcance, puede que no pase ni un mes sin que tengamos que buscarla en un pajar como si de aguja se tratase. Los límites se difuminan, y los principios terminan por parecerse demasiado a los finales. Y no creáis que hablo sin particularizar en ningún tema por alguna pretensión literaria, o por no mojarme. Es que creo que se puede aplicar perfectamente a cualquier tema de los que están sobre la mesa -y el papel o el cristal de la tableta- y de los que hablamos y leemos en cualquier medio de comunicación o red social.
En The East, sin embargo, generalizan menos que yo en el anterior párrafo. La cosa va de que una joven empleada de una gran compañía (interpretada por Brit Marling) se infiltra en un grupo ecoterrorista. Amoríos aparte (el jefe de la banda -Alexander Skarsgård- se enamora de ella), el mundo de la chica se verá enfrentado al espejo que supone el ver el ideario de quien lucha contra el poder establecido. Y los límites. Los límites de hasta donde se puede llegar para alcanzar un objetivo a priori legítimo. Líneas rojas que es posible que terminemos confundiendo con la sangre.
En todo caso, The East es además buen cine de intriga, un thriller interesante e interesado -en la mejor acepción del término- que puede hacernos pensar en todo aquello de la actualidad que se nos va un poco del entendimiento. Y a lo mejor al salir del cine de lo que tenemos ganas es de saber más o incluso, de hacer más.