Mud.

Todos la tenemos más o menos presente, mas o menos guardada. Algunos bajo siete llaves, otros en el bolsillo izquierdo de la chaqueta, dispuestos a sacarla a la menor ocasión. Todos nos acordamos de nuestra adolescencia, ya sea para olvidarla o para añorarla. Y todos sabemos con precisión meridiana cuando la dejamos para convertirnos en otra cosa diferente del chaval que a veces vemos en esas fotos antiguas.

Mud va de eso. De adolescentes, de ese momento preciso en el que dejamos de serlo y las causas que provocan que lo hagamos. De Tom Sawyer, de los Goonies, del banco de la plaza, de los primeros besos y los últimos juegos de verdad. Jeff Nichols, su director, nos presenta la historia de dos chicos  de Mississippi, Ellis y Neckbone (Tye Sheridan y Jacob Loflandde) que descubren a un fugitivo llamado Mud (Matthew McConaughey). Este les cuenta que ha matado a un hombre para proteger al amor de su vida, Juniper, que se oculta por ello, y que necesita su ayuda. Y la aventura comienza. Y por supuesto que no acabará como ellos pensaban. Hay mucho de Mark Twain en esta película, y eso no puede ser malo.

Recomendable para iniciar un fin de semana con ganas de aventuras en plan Goonies, o quizás como preludio a una velada de «me acuerdo de» en buena compañía.