Monuments men.
Una especie de Ocean's Eleven en la II GM que curiosamente, ahora se dedican a evitar robos en lugar de hacerlos
Antes de la Segunda Guerra Mundial, estaban las películas de la Segunda Guerra Mundial. Aquellas de buenos muy buenos, de marines de Arkansas luchando en Iwo Jima. de capitanes de submarinos con el rostro de Cary Grant, Clark Gable o Tyrone Power, de Gregory Peck cargándose los cañones de Navarone. Aquellas de malos muy malos vestidos de negro o gris con esa cruz tan rara, que siempre estaban a punto de frustrar los planes de los buenos muy buenos, pero que siempre caían derrotados. Esas pelis de Errol Flynn, de Bogart, de John Wayne. Esas pelis de guerra.
Monuments men, la nueva película que estrena George Clooney, tiene esa pinta. Pinta de película de evasión, con buenos y malos, aventuras y protagonistas que vencen todas las dificultades para conseguir su objetivo de que prevalezca el bien, en este caso, la conservación de obras maestras del arte robadas por los nazis. A eso se dedican Clooney (que no sólo dirige, también protagoniza) y sus colegas, una especie de Ocean’s Eleven que curiosamente, ahora se dedican a evitar robos en lugar de hacerlos. Acompañan a George Matt Damon, Bill Murray o John Goodman, un buen reparto dar vida a estos hombres de los monumentos
Una película para pasar el rato sin pensar demasiado en otras cosas. Curiosamente, una historia de guerra para olvidarnos durante un par de horas de un mundo que parece estar en ella constantemente.