Jason Bourne tiene las mismas iniciales que James Bond, y otros agentes especiales del cine.
Una docena de agentes tan especiales como Jason Bourne y tan secretos como James Bond
Jason Bourne ha sido el último en renovarse el carnet de James Bond. Seguro que en la ventanilla le volvieron a recordar aquello de que comparte iniciales con el británico con licencia para matar. A saber si aquel que le creó en 1980, el escritor Robert Ludlum, lo hizo como homenaje o simplemente se trata de una coincidencia. El caso es que el amigo Bourne comparte algo más que las iniciales con 007. Ambos son agentes especiales, llenos de habilidades de todo tipo, que utilizan para luchar contra enemigos dispuestos a todo en complicadas tramas de espionaje y dominación mundial. No es un imitador de 007, y de hecho la franquicia bondiana, a partir de las películas protagonizadas por Daniel Craig, le debe bastante a Bourne, pero bebe de la fuente que inició Ian Fleming novelando las operaciones de espionaje como aventuras llenas de acción.
Por supuesto, Bourne no es el único ni será el último en buscar a James Bond, unas veces como inspiración, otras como objeto de broma o sarcasmo y algunas incluso como puro y duro modelo de copia. Tom Cruise y sus misiones imposibles. El televisivo Santo. Los Vengadores que no son los de Marvel. Las parodias de Austin Powers, Johnny English y, por supuesto, Mortadelo y Filemon o Anacleto. Las sesenteras copias protagonizadas por Dean Martin, James Coburn o Robert Vaughn. Las agentes femeninas Modesty Blaise o Cleopatra Jones, los infantiles Cody Banks o Spy Kids.
Como vemos, será por agentes, agentas y hasta agentillos. Desde luego, en el mundo del cine, la seguridad está asegurada por los mejores agentes de las más variadas organizaciones gubernamentales. Y así ha sido desde que Sean Connery se pidió el primer Martini y dijo aquello de Bond, James Bond, mientras Ursula Andress salía del agua con un bikini blanco y un cuchillo en la cintura.
Ethan Hunt (Tom Cruise, Misión Imposible, 1996)
En cuanto a gadgets y cacharros varios, la saga comenzada en televisión y revitalizada en la gran pantalla por Cruise nada tiene que envidiar a la de 007. Eso sí, hay menos chicas y menos lujo y glamour y bastantes más disfraces de los perfectos, perfectos. Va por la quinta entrega… y que haya más seguro que no es misión imposible para Cruise.
Derek Flint (James Coburn. Flint, Agente Secreto, 1966)
Derek Flint y James Bond se diferencian en lo mismo que un duro y cinco pesetas. Si acaso, y dado que el primero es una copia descarada del segundo, está acentuada la vena de parodia del asunto. Por lo demás, si nos dicen que James Coburn hizo de James Bond y vemos unas escenas sin que le llamen Flint, cuela. Tres películas duró el asunto, no se crean.
Harry Hart (Colin Firth, Kingsman: Servicio Secreto, 2014)
Un impecable y elegante Colin Firth le toma la medida a eso de ponerse al servicio secreto de su majestad y recupera para el género de espías que inició Bond cierta ironía y buen rollo que 007 ha ido perdiendo en pos de la seriedad y la oscuridad que últimamente dominan la saga. Lo dicho, divertida.
Familia Cortez (Spy Kids, 2001)
La familia que espía unida, permanece unida. Así piensa al menos Antonio Banderas, que desde luego habría sido un perfecto 007 si no tuviera que ser británico. Robert Rodriguez rebaja su tarantiano estilo para ofrecer diversión estilo Bond para toda la familia.
Jason Bourne (Matt Damon, El Caso Bourne, 2002)
Junto con el Ethan Hunt de Tom Cruise, el más firme competidor de Bond en esto de espiar en modo espectáculo de acción. Bourne no tiene chismes ni corteja chicas-Bourne, pero reparte a diestro y siniestro como si no hubiera mañana y se deja perseguir que da gusto. Recomendable pegarse un atracón de saga cualquier fin de semana.
Matt Helm (Dean Martin, Matt Helm : Agente muy Especial, 1966)
Otra imitación descarada del original, que se salva por el carisma simpático de bribonzuelo desplegado por Dean Martin, que protagonizó cuatro entregas del personaje. Es posible que lo hiciera más por el reparto femenino que por otra cosa, pero el caso es que ahí están.
James Bond (Peter Sellers, Casino Royale, 1967)
El agente 007 da para tanto, que da hasta para parodiarse a sí mismo. Eso, y un tema de derechos sobre la novela de Ian Fleming no demasiado claros, que sirvió para hacer esta comedia del absurdo, una de las películas con el reparto más espectacular de la historia del cine, aunque un poco desaprovechado por lo caótico del guión. Aún así, digna de ver como curiosidad cinéfila.
Modesty Blaise (Monica Vitti, Modesty Blaise, 1966)
Monica Vitti se pone en la piel del ater-ego de James Bond. Sesenterismo británico del más alto nivel de la mano de Joseph Losey, que hace desfilar la belleza de la Vitti por escenarios que hubiera firmado el mismisimo Fleming. Lástima de rodar un encuentro entre James y Modesty. Saltarían chispas.
Mortadelo y Filemón (Benito Pocino, Pepe Viyuela, La gran aventura de Mortadelo y Filemón, 2003)
Ellos tienen a Bond, nosotros a Mortadelo y Filemón, nuestros agentes especiales made in aquí y a toda la retahíla de personajes secundarios. La adaptación con personajes de carne y hueso de los famosos agentes de la TIA no tiene mucho que ver con Bond, pero divierte casi como leer sus tebeos.
Xander Cage (Vin Diesel, Triple X, 2002)
Evidentemente, Vin Diesel no es Sean Connery. Ni siquiera Roger Moore. El glamour le sobra y se basta con las acrobacias y las escenas de acción para esto del oficio del espionaje internacional. El martini no aparece ni agitado, ni removido ni nada.
Harry Palmer (Michael Caine, Ipcress, 1965)
En tres ocasiones interpretó Michael Caine al personaje de Palmer, a medio camino entre Bond y El espía que surgió del frío. Un intento de llevar el cine de espías a una zona de mayor seriedad, sin perder el entretenimiento. Calidad atestiguada por numerosos premios, incluido el BAFTA a la mejor película.
Johnny English (Rowan Atkinson, Johnny English, 2005)
Esa mirada sagaz, esa elegancia innata, ese cuerpo serrano… si, es Mr. Bean haciendo de Mr. Bond, lo que ya sabemos que significa. Para los fans, diversión asegurada a costa del característico humor de Rowan Atkinson. No hay nada como saber a que atenerse.
