Diciembre de limón y pomelo.

Nunca debes olvidar que el propósito de un perfume es hacerte feliz, decía Annick Goutal, creadora de más de 25 inolvidables perfumes bajo su sello y nombre, el que ostenta a día de hoy su hija Camille, junto a Isabelle Doyen, feliz, sin duda, entre fragancias que eran, en palabras de su madre, la música de sus sueños.

El secreto de los perfumes de Annick Goutal, de los de antes y de los de ahora, reside en su inspiración, se trata de aromas que se componen desde una emoción que se transforma en fragancia, por eso regalar un perfume de esta maison de alta perfumería francesa, es regalar algo más que una esencia pues su frasco contiene también la emoción de la que nace y la de quien lo regala.

Eau d’Hadrien es una fragancia fresca, cítrica, mediterránea y de la Toscana; forma parte de los perfumes que nacen al sur del París de Annick, muy al sur, en Italia pues fue allí donde la compuso con limón de Sicilia y pomelo en conjunción perfecta con notas de cedro y ciprés. La inspiración de este perfume no sólo viene del amado sur de Annick, el sol italiano y los jardines toscanos, también de las memorias de Adriano imaginadas, y escritas como una larga epístola, por Marguerite Yourcenar; en esta novela, de la mano e imaginación de Marguerite, el emperador Adriano -Hadrien- medita acerca del amor, de la amistad, la música, la poesía, el arte, la paz, la pasión… y Annick compone en un aroma la emoción contenida en esas reflexiones al cabo de una vida.

Regalar un Annick Goutal -la edición limitada de Eau D’Hadrien o uno de sus sets bellamente compuestos para las fechas que vienen, tanto de este mismo perfume como del clásico Petite Chérie– es toda una declaración de emociones… e intenciones.

Annick Goutal