La relojería de autor encuentra maneras de expresar el tiempo bajo una óptica personalista cuyo resultado no es otro que una percepción siempre diferente, siempre renovada de contemplar el paso del tiempo. MB&F o, lo que es lo mismo, Maximiliam Büsser y amigos, son como un laboratorio de ideas en el que se forjan relojes máquinas que marcan el tiempo, piezas clásicas que rinden tributo a la relojería del siglo XIX y otras “veleidades” como relojes en forma de estación espacial, de araña o de robot. A continuación tenéis tres relojes que representan tres formas nuevas y diferentes de leer la hora.
Tras un primer ejemplar llamado Melchior, MB&F ha desarrollado junto con L’Epée 1839 un reloj-robot que nace del deseo de Büsser por hacer realidad el sueño de su infancia: tener un amigo robot. Sherman cuenta con dos funciones esenciales: indicar la hora y hacer sonreír que, según el propio relojero, es la complicación más difícil. Su nombre proviene del eficaz tanque M4 Sherman empleado por Estados Unidos y sus aliados durante la . Existen tres ediciones limitadas de 200 piezas paladiadas , 200 chapadas en oro y 50 doradas engastadas con diamantes.
La firma Hautlence, cuyo nombre procede del anagrama de Neuchâtel, ha rebasado los códigos de la relojería tradicional combinándola con innovadoras soluciones mecánicas procedentes de otros universos industriales e impregnadas de arquitectura y diseño. La firma inventa relojes de contornos y profundidades inéditos, de cuya filosofía nace hoy Vortex 02. El reloj muestra las funciones, horas semi continuas, minutos retrógrados e indicación de la reserva de marcha, y resalta la complejidad de su movimiento, visible desde cualquier ángulo. La esfera ofrece una lectura en dos niveles, gracias a la transparencia parcial que aporta el zafiro, que hace que la complejidad de los puentes superiores del movimiento resulte visible sin que esto afecte a la legibilidad de las funciones del reloj. Solo 28 ejemplares en caja de oro rojo 5 N.
El UR-105 T-Rex de Urwerk muestra en la muñeca la manifestación más simbólica y universal del paso de las horas: la ruta del sol desde su salida hasta su ocaso. En el UR-105 T-Rex un único puntero horario viaja de este a oeste, creando una representación universal y minimalista de tiempo. Dentro de una caja con textura y siluetas que emulan a las piedras, las horas satelitales (activadas por un carrusel invisible instalado debajo de la estructura) deambulan por en un viaje de 60 minutos, protegido solo por un traje de bronce como armadura que recuerda a las escamas de ciertos reptiles. El reloj es una edición limitada de 22 piezas con marcadores de Superluminova y caja de bronce con fondo de caja en titanio con PVD negro. La marca fue cofundada por Martin Frei quien además es el diseñador de estas piezas únicas codiciadas por los coleccionistas más exigentes.
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